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lunes, 6 de julio de 2015

Ecuador recibe al Papa con la esperanza de una sociedad más equitativa, justa y fraterna


Fuente Religión Digital 
(Xabier Villaverde, Director de Programas del Fondo Ecuatoriano Popolorum Progressio).- Treinta años después de la visita que en 1985 hizo san Juan Pablo II al Ecuador,regresa un papa a nuestro país en un viaje en el que visitará también a Bolivia y Paraguay. Un poco antes de las tres de la tarde el papa Francisco llegó al Ecuador, hubo que esperar algunos minutos para que se abriera la puerta del avión y apareciera el papa.
La primera anécdota del viaje la jugó el viento que reinaba en el aeropuerto de Tababela, el hermano viento (que diría San Francisco de Asís) se llevó el solideo de Francisco y dobló su sotana blanca; después de la primera sorpresa la reacción del papa fue una sonrisa.
El abrazo y saludo con el presidente Rafael Correa y su esposa fue mucho más allá de lo que establece la costumbre o el protocolo, notándose de forma clara la sintonía existente entre ellos.
La primera ruptura de las normas protocolarias se dio en el momento en el que el papa saludó, abrazó y bendijo a los niños, niñas y adolescentes que le hacían calle de honor, ataviados con los trajes típicos de las nacionalidades y pueblos de nuestro Ecuador. Esta preferencia por saludar a los niños antes que a los miembros del gobierno y a las autoridades eclesiásticas del Ecuador es una muestra del talante del papa.
El discurso de bienvenida del presidente Rafael Correa estuvo lleno de referencias a la encíclica recientemente publicada"Laudato si", al Evangelio y la doctrina social de la Iglesia. No hay duda que nuestro presidente conoce a fondo la doctrina social y que la tiene como referencia en muchas de sus decisiones políticas.
Especialmente revelador fue el discurso del papa Francisco, comenzó agradeciendo las palabras de Correa: "Le agradezco su consonancia con mi pensamiento, me ha citado demasiado. Gracias. Correspondo con mis mejores deseos para el ejercicio de su misión, que pueda lograr lo que quiere para el bien de su pueblo".
Recordó a los santos y a la beata ecuatorianos y comprometió a la Iglesia Ecuatoriana para los cambios que Ecuador y Latinoamérica necesitan:
"En el presente, también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía América Latina tiene.


Para esto, Señor Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad. Amigos todos, comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante."
A continuación tomó la simbología ancestral de las nacionalidades indígenas andinas, comparando a Cristo con el sol y a la Iglesia con la luna:
"Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el Sol, y a la Luna con la iglesia yla Luna no tiene luz propia y si la Luna se esconde del Sol se vuelve oscura. El Sol es Jesucristo y si la Iglesia se aparta y se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio. Que estos días se nos haga más evidente a todos la cercanía del sol que nace de lo alto, y que seamos reflejo de su luz, de su amor".
Estas palabras son una referencia clara a que la Iglesia no es un fin en sí misma y que carece de sentido si pierde su referencia en el Señor.
Terminó abrazando a todo el Ecuador y haciendo una referencia a la opción preferencial por los pobres, los más débiles y marginados y recordando la consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús y al inmaculado Corazón de María:
"Desde aquí quiero abrazar al Ecuador entero. Que desde la cima del Chimborazo, hasta las costas del Pacífico; desde la selva amazónica, hasta las Islas Galápagos, nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y ancianos - que son la memoria de su pueblo-, de confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su país, que según el señor Presidente es el paraíso. Que el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, a quienes Ecuador ha sido Consagrado, derramen sobre ustedes su gracia y bendición. Muchas gracias".


Terminado su discurso, se dirigió hacia la nunciatura saludando a las personas que se habían reunido en las calles para verde y saludarle. Se detuvo en numerosas ocasiones para bendecir a las personas.
El Ecuador recibe al papa con alegría y esperanza, esperanza para la construcción de una sociedad más equitativa, justa y fraterna y para la Iglesia Ecuatoriana que necesita renovarse con la guía del santo padre.
Francisco ha dado esta noche otra de sus muestras de humildad e informalidad al salir de la Nunciatura Apostólica, donde se aloja en Quito, para rezar en la calle con los fieles que hacen vigilia en ese lugar.
"Voy a bendecirlos para que vayan a descansar y dejen dormir a los vecinos", ha dicho el sumo pontífice según señalan algunas personas en cuentas de Twitter.
Francisco ha rezado el "Padre nuestro" y ha ingresado nuevamente en la sede de la Nunciatura, pero ha dejado a los feligreses contentos y emocionados.
Imágenes en las redes sociales muestran a Francisco con los brazos abiertos y a fieles frente a él, en una aparente ruptura del riguroso protocolo que suele aplicarse en este tipo de desplazamientos del sumo pontífice.
La familiaridad del cura argentino ha calado en la feligresía ecuatoriana que le acoge desde hoy con entusiasmo.
El jefe de la Iglesia católica ya hizo gala de su humildad al trasladarse desde el aeropuerto de Quito, en la zona de Tababela, hacia las puertas de la ciudad, en la avenida Simón Bolívar, en un modesto Fiat, para luego abordar el "papa móvil", un todoterreno descubierto y protegido por láminas de vidrio, desde el que saludó a la multitud que le recibió en las calles capitalinas.
Francisco permanecerá en Ecuador hasta el próximo miércoles y luego se trasladará a Bolivia y Paraguay, donde concluirá su primera gira por países suramericanos de habla hispana, su lengua materna.

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