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viernes, 17 de octubre de 2014

Adiós a un hombre campechano

 

La ciudad turística honra a su eterno alcalde entre palabras de cariño, respeto y agradecimiento

16.10.2014 | 23:38
Compañeros de Marcos Brito entran el ataúd con su cuerpo a la capilla que se habilitó en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz.
Compañeros de Marcos Brito entran el ataúd con su cuerpo a la capilla que se habilitó en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz.
 
FUENTE LA OPINIÓN DE TENERIFE
"Lo conozco desde los 12 años. Para mí era como un padre", confiesa Agustín Polo, trabajador del Ayuntamiento portuense, sin poder contener las lágrimas. Puerto de la Cruz dio ayer el último adiós a su eterno alcalde, a un político a veces criticado y a veces venerado, pero por encima de todo, para los que ayer se acercaron a velarlo, "a una persona cercana y campechana". Marcos Brito se marchó trabajando hasta el última día, tomando café con sus empleados y vacilando con sus compañeros de trabajo. Nada hacía presagiar su marcha.
La ciudad turística se despertó ayer con cara de incredulidad. Vecinos, trabajadores del Ayuntamiento, familiares y hasta turistas se enteraban a través del boca a boca de la noticia. "Nos ha pillado totalmente de imprevisto. Nadie se lo esperaba. Ayer mismo [por el miércoles para el lector] estuve riendo con él por los pasillos", recuerda aún escéptica Carmen Real, empleada municipal. La tónica fue la misma toda la mañana: caras de sorpresa, abrazos de afecto y buenas palabras. "No voy a entrar a discutir cómo era como político, pero como persona era fabuloso, tanto con sus trabajadores como con los vecinos", asegura Pedro González a las puertas del Consistorio.
Y es que los portuenses quisieron dejar de lado las cuestiones políticas para centrarse en las personales. No era momento de echar en cara nada sino de recordar los buenos momentos. "Siempre que podía ayudaba. A mí más de una vez me prestó dinero de su bolsillo para sacarme de algún apuro", confiesa Macarena González, vecina del municipio, mientras confirma con la cabeza la noticia a los recién llegados. "Tocaba la puerta de los vecinos y nunca negaba el saludo en la calle", añade González.
En el municipio turístico, los más afectados ayer eran los trabajadores municipales, aquellos con los que Brito compartía el día a día. Para muchos había pasado de ser "el jefe" a "un amigo" y hasta incluso "un padre". "He trabajado muchísimos años con él. Para mí ya no era solo el alcalde", admite Pedro González, operario del Ayuntamiento portuense. Para los empleados, el adiós que se daba ayer era uno lleno de cariño, respeto y agradecimiento. "Su actitud con los trabajadores era de auténtico caballero, siempre con buenas palabras y respeto", apunta González con los ojos aún llenos de lágrimas.
Marcos Brito rió, charló y hasta bromeó por los pasillos de su Ayuntamiento hasta horas antes de su fallecimiento. "Ayer [por el miércoles] me lo encontré y le dije que cuándo me hacía un regalo", reconoce con humor Candelaria Ruano, empleada del Consistorio. "Bajaba las escaleras con una agilidad asombrosa para su edad. Parecía gozar de buena salud", añade la portuense. Y nunca dejó de pelear. "En el último pleno lo vi muy activo, discutiendo con quien hiciera falta", añade Macarena González, quien admite que se enteró de la noticia por un whatsapp mañanero.
A pesar de esta vitalidad, otros vecinos reconocen que recordaban ver a Brito algo más resentido en las últimas semanas. "Este domingo lo vi en misa y la verdad es que lo noté algo paliducho", reconoce Aquila González mientras conversa con otros vecinos sobre el inesperado fallecimiento. "Había estado ingresado hace algunos meses pero no sé si tendrá que ver ese problema de salud con lo que le sucedió", apunta Agustín Polo, trabajador del Consistorio portuense.
Con el paso de las horas, Puerto de la Cruz fue despertando y asimilando, poco a poco, la noticia. Vecinos, políticos, familiares y turistas llegaban al Ayuntamiento para rendirle el merecido adiós a su alcalde. "A pesar de tener posiciones diferentes, Brito era un político que inspiraba mucha lealtad. Dentro del pacto de gobierno que compartimos existía mucha sinceridad y respeto", destaca Lope Afonso, concejal del Partido Popular en el municipio. Para el edil nada hacía presagiar que ayer se encontrara despidiendo al alcalde. "Su comportamiento de los últimos días fue totalmente normal, en su línea: ágil y seguro con las indicaciones a los concejales", añade Lope.
En la misma línea se mantuvieron el resto de compañeros. "Desde Coalición Canaria puedo decir que es un palo muy grande. Nadie se lo esperaba pero hay que seguir adelante y tenerlo en nuestra memoria", confiesa Juan Carlos Marrero, teniente alcalde del municipio. Marrero quiso destacar de Brito "su amor hacia la ciudad y el trabajo inmenso que realizaba por ella". "Él quería estar en todos lados, conocer todo lo que ocurría en el pueblo. Puerto de la Cruz era su vida", concluye con pesar el edil.
Y es que este fue otros de los valores de Brito que ayer se subrayaron en su ciudad: su amor incondicional a su municipio. "Siempre hizo todo lo que pudo por el Puerto y la pena es que no verá su sueño cumplido, el de la realización del muelle deportivo del Puerto de la Cruz", destaca Aquila González mientras charla con otros vecinos y conocidos que se acercan al Ayuntamiento. "Es verdad. El presidente del Gobierno hizo llorar a Brito con su engaño con el presupuesto para el muelle de la ciudad", añade rotundo otro trabajador a su lado.
Sobre las 12 de la mañana, las banderas del Consistorio bajaron sus astas para decirle adiós al alcalde y pocas horas después dio comienzo el velatorio en el salón de plenos portuense. Más vecinos, algunas caras conocidas de la política insular, familiares y empleados municipales rindieron su homenaje a Marcos Brito. Afines o no a su política, a favor o no de sus actuaciones, muchos lo echarán de menos. Casi 20 años en el candelero no se olvidarán fácilmente.

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