(Fuente: conferenciaepiscopal.es).- La Pastoral Penitenciaria en cifras:
NÚMEROS CON ROSTRO
Florencio Roselló, director del Departamento de Pastoral Penitenciaria
Florencio Roselló, director del Departamento de Pastoral Penitenciaria
La Iglesia mira con especial sensibilidad a los hombres y mujeres en prisión. A través de la Pastoral Penitenciaria se hace presente en el mundo de la cárcel y en su entorno, antes y después de la cárcel. En estos momentos la Pastoral Penitenciaria de España es mucho más que un sacerdote dedicado a la celebración de la Eucaristía, es el compromiso de la Iglesia con el hombre y mujer que está en la cárcel, pero compromiso global. Una presencia que no distingue de credos ni de culturas, atiende a todos los que demandan su atención, tanto en el plano religioso, social y jurídico.
El compromiso de la Iglesia abarca tres dimensiones: prevención, prisión y reinserción. Trabaja para que no se entre en prisión, camina y comparte con la gente que está en la cárcel y ha creado recursos para cuando los presos salen en libertad. Es una intervención global a través de tres áreas, la religiosa donde se presenta un Jesús liberador; la social donde se interviene en sus necesidades y preocupaciones como persona y la jurídica desde donde se orienta y ayuda en el tema de la justicia, que es quien decide sobre la persona.
Esta estructura supone la presencia de 137 capellanes, pero sobre todo de casi 3.000 voluntarios que semanalmente intervienen en programas en la cárcel. Programas todos aprobados por la Administración Penitenciaria, como son: formativos, ocupacionales, terapéuticos, deportivos. Tenemos especial sensibilidad con los pobres e indigentes, así la Pastoral Penitenciaria entrega unos 5.000 paquetes de ropa al año a hombres y mujeres que no tienen recursos.
Y también el pasado año, la Pastoral Penitenciaria entregó más de 55.000€ a internos de las cárceles en España que no recibían visita ni ayuda económica de ningún tipo.
A estos voluntarios hay que añadir casi otros 1.000 que trabajan en prevención y reinserción. La prevención consiste en elaborar programas en barrios marginales, en acompañar a familias en necesidad y en sensibilizar a la sociedad, especialmente a niños y jóvenes con charlas en colegios, institutos y universidades. La tercera parte del programa de Pastoral Penitenciaria afecta a la reinserción. En este momento la Iglesia gestiona 77 centros de acogida (pisos o casas) para presos que no tienen familia, y pueden disfrutar de permisos o libertades. El pasado año 2015, la Iglesia atendió a más de 2.000 presos que gracias a estos pisos o casas pudieron experimentar la libertad, bien saliendo de permiso o ya en libertad. Todos pisos gestionados por la iglesia.
Y lo más importante, la Iglesia realiza este tipo de ayudas sin distinción de credo, sexo o nacionalidad, a nuestros pisos vienen internos de todo tipo, entregamos ropa y ponemos dinero a hombres y mujeres que lo necesitan, entre ellos hay musulmanes, evangélicos…, no solo católicos. La Pastoral Penitenciaria se hace cercana a toda persona que está en prisión, y la abre su puerta a todo el que lo necesita en la libertad.
Para nosotros la persona es lo importante, su rostro, su vida, su historia, y allí, en ese caminar encontrará a la Pastoral Penitenciaria que se hará su compañera de camino, para que juntos podamos encontrar su sitio en la libertad. Nuestros números tienen rostro, nombre y apellidos, son pobres, son presos, pero para nosotros son personas e hijos de Dios.
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