Artículo de D. Octavio Rodríguez Delgado. Cronista Oficial de Güímar.
Como ya hemos destacado en otro artículo, en el barrio de San Juan se levantó el primer templo del núcleo urbano de Güímar, una ermita dedicada a este santo, que sirvió de ayuda de parroquia de la de Santa Ana de Candelaria; fue construida en 1534, destruida por un temporal en 1629 y reconstruida a finales del siglo XVIII. Lo que no sabemos con seguridad es si ese primer templo se levantó en el solar del actual o en el que ocupa el Calvario, pues según la tradición oral éste se construyó sobre “un antiguo cementerio” y el único lugar de enterramiento que existió en este barrio fue la primitiva ermita de San Juan.
Como ya hemos destacado en otro artículo, en el barrio de San Juan se levantó el primer templo del núcleo urbano de Güímar, una ermita dedicada a este santo, que sirvió de ayuda de parroquia de la de Santa Ana de Candelaria; fue construida en 1534, destruida por un temporal en 1629 y reconstruida a finales del siglo XVIII. Lo que no sabemos con seguridad es si ese primer templo se levantó en el solar del actual o en el que ocupa el Calvario, pues según la tradición oral éste se construyó sobre “un antiguo cementerio” y el único lugar de enterramiento que existió en este barrio fue la primitiva ermita de San Juan.
Lo cierto es que muy cerca de la actual ermita se levantó un Calvario abierto, con sus tres cruces de madera, que luego se cerró con un muro blanco enjalbegado y posteriormente, a mediados del siglo XX, se enriqueció con una capilla para albergar el Cristo Negro o de la Expiración, que hasta entonces se veneraba en la próxima ermita de San Juan. La donación de esta imagen se debe a un ilustre sacerdote tinerfeño, nacido en La Laguna pero oriundo por su madre de este barrio, don Ireneo González Hernández, y está envuelta en el misterio…
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