Francisco Agramunto Redó o.h.
¿Dónde podré yo esconderme
de la mirada de Dios?
Desnudo estoy ante ti
y creo que voy vestido
Soy como ese pajarillo
que aprisiono entre mis manos,
yo no puedo adivinar
cuáles son sus pensamientos
Pero, Señor: ¡Qué grandeza!
Como este pajarillo
Tú me tienes en tus manos
y sabes mis pensamientos.
Tú penetras lo profundo,
lo que yo no alcanzo a saber,
aquello que nadie sabe.
No hay rincón en mis entrañas
escondido para Ti,
que no conozcas a fondo.
Todo lo tienes presente
desde antes que naciera.
¿Qué ignoras que no hiciera?
Estás detrás y delante,
me conoces de verdad.
Es inmenso tu saber.
Insondable tu verdad.
Oriéntame en mis caminos,
¡jamás me dejes perder...
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