VIDA VERDADERA
Aquí estoy, Señor,
con hambre y sed de vida.
Soñando que me lo monto bien,
creyendo que sé vivir,
consumo febrilmente
ligeros placeres,
no más que golosinas;
precarias sensaciones
arañadas aquí y allá.
Y mi hambre y mi sed no desaparecen.
Esto ya no es vida, sino simulacro,
una vida sin calidad de vida.
Aquí estoy, Señor,
con hambre y sed de vida.
Mas sin pedirte mucho,
para no desatar tu osadía;
amando solo a sorbos,
para no crear lazos;
rebajando tu evangelio,
para hacerlo digerible…
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