Tú, que nos creaste por amor
y por amor enviaste a tu Hijo,
sigues visitándonos
por los senderos de la vida
y de la historia
con los signos de tu presencia
y las citas de tu fidelidad.
Gracias a tu Espíritu,
que actualiza en el tiempo
las promesas de tu amor,
tu Palabra,
que se hizo carne en nosotros
y se ofrece al corazón
de quien cree
en los
signos sacramentales de la iglesia.
Padre de la vida y de la alegría,
haz que en estos
humildes acontecimientos,
celebrados por tu pueblo
obedeciendo a la voluntad de tu Cristo,
sepamos reconocer el lugar de encuentro contigo,
donde el Espíritu nos hace partícipes
de las profundidades de tu amor
en la fragilidad de las obras
y de los días de nuestra vida,
y el Señor Jesús nos deja seguirle
por el camino del servicio a los demás
hacia el encuentro último y total contigo.
(Bruno Forte).
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