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jueves, 19 de marzo de 2020

LAUDES Y VÍSPERAS 19 DE MARZO 2020

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LAUDES.
ORACIÓN DE LA MAÑANA
RECEMOS JUNTOS DESDE CASA. JUNTOS EN COMUNIDAD.
FESTEJAR. PARROQUIA EN RED MISIONERA.

Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén


HIMNO

Este es el día del Señor.

Este es el tiempo de la misericordia.
Delante de tus ojos
ya no enrojeceremos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.
En medio de las gentes
nos guardas como un resto
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.
Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.
¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor que es justo
revoca sus decretos.
La salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo



Salmodia

Antífona 1: Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. (T. P. Aleluya.)
Salmo 62, 2-9
El alma sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.


SE FINALIZA Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 2: José y María, la madre de Jesús, estaban admirados de lo que se decía de él, y Simeón los bendijo. (T. P. Aleluya.)
Dn 3,57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.


NO SE DICE GLORIA AL FINALIZAR ESTE SALMO


Antífona 3: José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto, y se quedó hasta la muerte de Herodes. (T. P. Aleluya.)
Salmo 149
Alegría de los santos
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.


SE FINALIZA Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Lectura Breve

2 S 7, 28-29
Señor Dios, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo.

Responsorio Breve

V. Lo nombró administrador de su casa.

R. Lo nombró administrador de su casa.
V. Señor de todas sus posesiones.
R. Administrador de su casa.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lo nombró administrador de su casa.

Canto Evangélico

Antifona: José se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas de Cristo, que se llamaría Nazareno. (T. P. Aleluya.)
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Acudamos suplicantes al Señor, el único que puede hacernos justos, y digámosle

suplicantes:
Con tu justicia, Señor, danos vida.
Tú, Señor, que llamaste a nuestros padres en la fe para que caminasen en tu presencia
con un corazón sincero,
— haz que también nosotros, siguiendo sus huellas, seamos santos ante tus ojos.
Tú que elegiste a José, varón justo, para que cuidara de tu Hijo durante su niñez y
adolescencia,
— haz que también nosotros nos consagremos al servicio del cuerpo de Cristo,
sirviendo a nuestros hermanos.
Tú que entregaste la tierra a los hombres para que la llenaran y la sometieran,
— ayúdanos a trabajar con empeño en nuestro mundo, pero teniendo siempre
nuestros ojos puestos en tu gloria.
No te olvides, Padre del universo, de la obra de tus manos,
— y haz que todos los hombres, mediante su trabajo honesto, tengan una vida digna.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Oremos:
Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de san José; haz que, por su intercesión, la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a plenitud en su misión salvadora. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Conclusión


En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

VÍSPERAS.
ORACIÓN DE LA TARDE.

RECEMOS JUNTOS DESDE CASA. JUNTOS EN COMUNIDAD.

FESTEJAR. PARROQUIA EN RED MISIONERA.

Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Salmodia

Antífona 1: Los padres de Jesús lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. (T. P. Aleluya.)
Salmo 14
¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda

y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y práctica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

Antífona 2: Le dijo su madre a Jesús: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Salmo 111
FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señory ama de corazón sus mandatos.Su linaje será poderoso en la tierra,la descendencia del justo será bendita.En su casa habrá riquezas y abundancia,su caridad es constante, sin falta.En las tinieblas brilla como una luzel que es justo, clemente y compasivo.Dichoso el que se apiada y presta,y administra rectamente sus asuntos.El justo jamás vacilará,su recuerdo será perpetuo.No temerá las malas noticias,su corazón está firme en el Señor.Su corazón está seguro, sin temor,hasta que vea derrotados a sus enemigos.Reparte limosna a los pobres;su caridad es constante, sin falta,y alzará la frente con dignidad.El malvado, al verlo, se irritará,rechinará los dientes hasta consumirse.La ambición del malvado fracasará.
Antífona 3: Jesús bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. (T. P. Aleluya.)
Cántico Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES
Grandes y maravillosas son tus obras,Señor, Dios omnipotente,justos y verdaderos tus caminos,¡oh Rey de los siglos!¿Quién no temerá, Señor,y glorificará tu nombre?Porque tú solo eres santo,porque vendrán todas las nacionesy se postrarán en tu acatamiento,porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Lectura Breve

Col 3, 23-24
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.

Responsorio Breve

V. El justo florecerá como un lirio.

R. El justo florecerá como un lirio.
V. Y se alegrará eternamente ante el Señor.
R. Como un lirio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El justo florecerá como un lirio.

Canto Evangélico

Antifona: Jesús, al empezar, tenía unos treinta años, y se pensaba que era hijo de José. (T. P. Aleluya.)
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Acudamos suplicantes a Dios Padre todopoderoso, de quien procede toda la familia del

cielo y de la tierra, y digámosle suplicantes:
Padre nuestro que estás en los cielos, escúchanos.
Padre santo, tú que en la aurora del nuevo Testamento revelaste a José el misterio
mantenido en silencio desde el origen de los siglos,
— ayúdanos a conocer cada vez mejor a tu Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Padre celestial, tú que alimentas las aves del cielo y vistes la hierba del campo,
— concede a todos los hombres el pan de cada día para su cuerpo y el alimento de la
eucaristía para su espíritu.
Creador del universo, tú que entregaste al hombre la obra de tus manos,
— haz que los trabajadores puedan disfrutar de manera digna del fruto de su trabajo.
Señor, tú que eres la fuente de toda la justicia y deseas que todos seamos justos,
— por intercesión de san José, ayúdanos a agradarte en todo.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Haz, Señor, que los moribundos y los que ya han muerto,
— obtengan tu misericordia eterna, por medio de tu Hijo, de María y de san José.
Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de san José; haz que, por su intercesión, la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a plenitud en su misión salvadora. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Conclusión


En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.



R. Amén.

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