El Obispo Nivariense, Bernardo Álvarez ha querido trasladar un nuevo mensaje de agradecimiento a todos los que, en estos días, trabajan de forma incansable por contener el coronavirus.
Asimismo, el prelado reflexionó sobre la actual situación a la luz de diferentes textos bíblicos.
Por último, monseñor Álvarez hizo hincapié en velar por los demás y por nosotros mismos. «Que nuestro corazón esté cada día más en comunión con Dios, con sus planes y con sus proyectos. Acojamos esta llamada a la conversión que nos hace la Iglesia en el tiempo de cuaresma».

 SALMO 126
El esfuerzo humano es inútil sin Dios
1Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
2Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
3La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
4son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
5Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.




Los filisteos reunieron su ejército para la guerra. Saúl y los israelitas se reunieron y acamparon en el valle de Ela. Del ejército de filisteo se adelantó un campeón, llamado Goliat, de casi tres metros de altura. Llevaba un caso de bronce en la cabeza, una cota de mala de bronce que pesaba medio quintal, grebas de bronce en las piernas y una jabalina de bronce a la espalda; el asta de su lanza era como la percha de un tejedor y su hierro pesaba seis kilos. Goliat se detuvo y gritó a las filas de Israel: -¡No hace falta que salgáis formados a luchar! Yo soy el filisteo, vosotros los esclavos de Saúl. Elegíos uno que baje hasta mí; si es capaz de pelear conmigo y me vence, seremos vuestros esclavos; pero si yo le venzo, seréis nuestros esclavos y nos serviréis. David dijo a Saúl: - Majestad, no os desaniméis. Iré a luchar contra ese filisteo. Entonces David agarró un cayado, escogió cinco piedras, se las echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo. Goliat lo despreció porque era un muchacho de buen color y guapo, y le gritó: -¿Soy yo un perro para que vengas a mí con un palo?... David sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente y cayó muerto. Los filisteos huyeron (I Samuel 17.1-2,3-9,32,40,42,49-51).

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.