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martes, 17 de marzo de 2020

Recemos juntos desde las Redes Sociales. Juntos en Comunidad.


Martes, 17 de marzo de 2020

Festejar. Parroquia en Red Misionera

Recemos en estos momentos más unidos que nunca. 

ORACIÓN DE LAUDES

Salmodia

Antífona 1: Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Salmo 84
Nuestra salvación está cerca
Dios bendijo a nuestra tierra cuando le envió el Salvador. (Orígenes)
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.

Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?

¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a su amigos
y a los que se convierten de corazón.»

La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Antífona 2: Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Is 26,1-4.7-9.12
Himno después de la victoria sobre el enemigo
La muralla de la ciudad tenía doce basamentos. (cf. Ap 21,14)
Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:

Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.

Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua.

La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.

Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.

Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Antífona 3: Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
Salmo 66
Que todos los pueblos alaben al Señor
Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles. (Hch 28,28)
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Lectura Breve

Jl 2, 12-13
Convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad vuestros
corazones y no vuestras vestiduras, y convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es
compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; y se arrepiente de las
amenazas.

Responsorio Breve

España:
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con sus plumas.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
Latinoamérica
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.

Canto Evangélico


Antifona: “Yo te digo, Pedro: No has de perdonar hasta siete veces, sino hasta setenta veces

siete”, dice el Señor.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Bendigamos a Cristo, pan vivo bajado del cielo, y digámosle:
Cristo, pan de las almas y salvación de los hombres, fortalece nuestra debilidad.
Señor, sacia nuestra hambre en el banquete de tu eucaristía,
— y danos participar plenamente de los bienes de tu sacrificio pascual.

Concédenos, Maestro bueno, escuchar tu palabra con un corazón noble,
— y haz que perseveremos hasta dar fruto.
Que con nuestro trabajo, Señor, cooperemos contigo para mejorar el mundo,
— para que así, por la acción de tu Iglesia, reine en él la paz.
Reconocemos, Señor, que hemos pecado,
— perdona nuestras faltas por tu gran misericordia.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Unidos fraternalmente, acudamos ahora al Padre de todos: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Oremos:
Señor, que tu gracia no nos abandone, para que, entregados plenamente a tu servicio,
sintamos sobre nosotros tu protección continua. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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