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lunes, 16 de marzo de 2020

Sin la oración, la fe se tambalea

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Por: Renato Martinez | Fuente: http://www.aica.org/
El Papa explica cómo la oración nos ayuda a conservar la fe y la confianza en Dios.

Ciudad del Vaticano (AICA): “¡La oración no es una varita mágica! Ésta nos ayuda a conservar la fe en Dios y a confiar en Él incluso cuando no comprendemos su voluntad”, expresó el papa Francisco, en la audiencia general del pasado miércoles, 25 de mayo 2016, continuando su ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Sagrada Escritura. El Papa recordó que “es necesario orar siempre sin desanimarse”; por lo tanto, no se trata de orar algunas veces, solo cuando tengo ganas¨. ¨No, subrayó Francisco, Jesús nos enseña que se necesita orar siempre sin desanimarse¨.
“¡La oración no es una varita mágica! Ésta nos ayuda a conservar la fe en Dios y a confiar en Él incluso cuando no comprendemos su voluntad”, expresó el papa Francisco

El pontífice reflexionó sobre la necesidad de rezar siempre, sin desfallecer, porque la oración mantiene la fe y la relación con Dios. Para explicarlo recurrió a la parábola de la viuda y el juez que narra el evangelio de san Lucas. 

Las viudas, los huérfanos y los extranjeros eran los grupos más desvalidos de la sociedad; los derechos que la ley les otorgaba podían ser pisoteados fácilmente porque, siendo en general personas solas e indefensas, no contaban con nadie que hiciera valer sus razones. Los jueces, según la tradición bíblica, debían ser hombres temerosos de Dios, imparciales e incorruptibles. Pero el juez al que recurre la viuda de la parábola para tener justicia no lo era, “ni temía a Dios, ni respetaba a nadie”, dice el texto. La única arma de la mujer es su perseverancia, su importunar al alto personaje para que la escuche. Y lo consigue. Al final, el juez accede a sus peticiones, no porque esté movido por la misericordia, ni porque se lo dicte la conciencia; simplemente admite: "Como esta viuda me importuna constantemente, le haré justicia para que no me moleste más”. 

“De esta parábola -dijo Francisco- Jesús saca una doble conclusión: si la viuda, con su insistencia consiguió obtener de un juez injusto lo que necesitaba, cuanto más Dios que es nuestro padre, bueno y justo, hará justicia a los que se lo pidan con perseverancia y además sin tardar. Por eso, Jesús nos exhorta a rezar "sin desfallecer". Todos atravesamos por momentos de fatiga y desánimo, especialmente cuando nuestras oraciones parecen ineficaces. Pero Jesús nos asegura que a diferencia del juez injusto Dios responde con prontitud a sus hijos, aunque esto no quiere decir que lo haga en el tiempo y la forma que nos gustaría. ¡La oración no es una varita mágica! Ayuda a mantener la fe en Dios y confiar en Él, incluso cuando no entendemos su voluntad”. 

Jesús mismo, que rezaba tanto, sirve de ejemplo. “El objeto de la oración -explicó el Papa- pasa al segundo plano porque lo que importa por encima de todo es la relación con el Padre. Esto es lo que hace la oración: transforma el deseo y lo moldea según la voluntad de Dios, cualquiera que sea, porque quien reza aspira en primer lugar a la unión con Dios que es amor misericordioso”. 

La parábola termina con una pregunta: "Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe en la tierra?". “Y con esta pregunta estamos todos advertidos: no hay que desistir de la oración, incluso si no es correspondida. La oración mantiene la fe, sin ella la fe se tambalea, dijo el Papa al final de su catequesis. 

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