Conducir, y conducir bien, es un modo de ejercitar el sentido de responsabilidad y la
caridad, es un acto moral; implica, como decíamos en el mensaje del año pasado, que
“no hagas a nadie lo que tú aborreces”
3
.
Todos somos testigos de cómo “la mucha prisa” genera nerviosismo y se traduce, si falta el
autocontrol, en intemperancias, insultos o en adelantos peligrosos que ponen en riesgo la
propia vida y la de los demás. Tengamos presente lo que nos decía el papa Francisco,
advirtiendo de cómo el escaso sentido de responsabilidad está causado "por unas prisas y
una competencia asumidas como forma de vida que convierte al resto de conductores en
obstáculos"
4
.
“La forma en que conducimos es una expresión de nuestra bondad”
5
; lo es el autocontrol,
no la ley de la selva6
. “El deber de justicia y caridad, dice el Concilio Vaticano II, se
cumple contribuyendo cada uno al bien común, según la propia capacidad y la necesidad
ajena … sin subestimar las normas de circulación”
7
. A este respecto, en la oración a Ntra.
Sra. de la Prudencia, le pedimos: “Guía mi camino por el cumplimiento de las normas de
tráfico” y al final, refiriéndose a san Cristóbal, patrono de los conductores, continúa:
“Ayúdame a conducir con responsabilidad y en las debidas condiciones, no por temor a la
multa, sino por amor a Dios y respeto a mi prójimo”8
.
La vida, el don más precioso
Y es que “La vida y la salud física, son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos
cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien
común”9
. A la luz de estas palabras del Catecismo de la Iglesia Católica, podemos entender
lo importante que ha de ser para todos los conductores la corresponsabilidad y alcanzar la
total seguridad vial en nuestras carreteras. Conseguir este fin es tarea de todos.
El tráfico es una realidad de la vida de cada día y sus efectos sobre la vida de muchas
personas pueden ser dramáticos, pues éstos, como nos dicen los expertos, se deben a
menudo a errores humanos: velocidad excesiva, adelantamientos prohibidos, no respeto de
las señales de tráfico, exceso de alcohol, etc. Estos dramáticos hechos no pueden dejar
indiferentes a nadie, sino, como dice el papa Francisco: «Nuestro mundo ve cómo se
multiplican los movimientos, por lo que una movilidad eficiente y segura se ha convertido
en una exigencia primaria e imprescindible para una sociedad desarrollada que asegura
el bienestar de sus miembros»
10
.
En España, durante los últimos años, vemos con agrado que los accidentes graves de
circulación, así como los muertos en carretera, van disminuyendo, pero sigue habiendo
demasiado dolor y muerte. Con un mayor empeño de todos, podemos evitarlo en gran
medida.
Respetemos las normas de tráfico no por miedo, sino por convicción. El papa Francisco ha
apuntado, en alguna ocasión, que entre las funciones más importantes de la policía de
tráfico “está la de perseguir las infracciones de las normas de tráfico, así como prevenir
los accidentes”. Junto a las sanciones, ha pedido “acción educativa que dé mayor
conciencia de las responsabilidades que se tienen cuando se viaja”. En su opinión, "para
incrementar la seguridad no bastan las sanciones, sino que se necesita una acción
educativa que conciencie más sobre las responsabilidades que se tienen sobre quienes
viajan al lado"
11
. ¿Pensamos alguna vez con calma, sobre la grave responsabilidad que
asumimos cuando viajan con nosotros otras personas? Es como llevar con nosotros algo
valiosísimo, pero muy frágil, que tenemos que cuidar y tratar con sumo cuidado y cariño.
5 DE JULIO DE 2020
LII JORNADA DE RESPONSABILIDAD EN EL TRÁFICO
FIESTA DE SAN CRISTÓBAL, PATRONO DE LOS CONDUCTORES
“JESÚS RECORRIA LAS CIUDADES Y PUEBLOS” (Mt 9,35). El transporte y la movilidad: creadores de trabajo y contribución al bien común.
MENSAJE EPISCOPAL.
Obispos de la Subcomisión Episcopal de Migraciones y Movilidad Humana
Pastoral de la Carretera de la CEE
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