"Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra". Colosenses 3,1-5. 9-11
Lema del curso pastoral 2020- 2021.
Una nueva sesión formativa se impartió en la tarde del viernes 17 de julio, en el Templo Parroquial de Ntra. Sra. de Guadalupe, en Toscal-Longuera, Los Realejos, dentro del temario seleccionado para la Escuela de la Comunidad, julio 2020 en este tiempo de verano.
Los puntos abordados fueron:
* Demostración de como se reza y hace oración con la Liturgia de Las Horas.
El papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente: “Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las Horas, que, como oración pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oración personal. No es una acción individual o privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia...Por tanto, cuando los fieles son convocados y se reúnen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Esta atención privilegiada a la oración litúrgica no está en contraposición con la oración personal; al contrario, la supone y exige, y se armoniza muy bien con otras formas de oración comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y recomendadas por la autoridad eclesial” (14).
La actual estructura de la Liturgia de las Horas comprende estas horas:
- Oración de la mañana, al levantarse: Laudes.
- Oración hacia las nueve de la mañana: Hora Tercia.
- Oración del mediodía: Hora Sexta.
- Oración hacia las tres de la tarde: Hora Nona.
- Oración al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vísperas
- Una oración, que actualmente puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: Oficio de lectura.
- Y, finalmente, una oración inmediatamente antes del reposo nocturno: Completas.
Son, pues, siete momentos de oración en el transcurso de cada jornada, según aquello del salmo: “Siete veces al día te alabo por tus justos juicios” (Salmo 119, 164). De esos siete momentos hay dos que son principales y se consideran como “quicios” o ejes de toda la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas.
El contenido de las “Horas”
Consta de:
- Un himno inicial que –poéticamente- nos ubica en el momento propio en que se hace la plegaria.
- Tres salmos.
- Una lectura bíblica: extensa en el “Oficio de Lecturas”, menos extensa en las restantes horas.
- Oración de intenciones en Laudes y Vísperas.
- Oración conclusiva.
En el “Oficio de Lecturas” hay, además, una segunda lectura más o menos extensa, referida a diversos temas y tomada de los Santos Padres o de los Santos festejados.
Además, en el oficio de “Completas”, antes de acostarse, se añade, al comienzo, un examen de conciencia y un acto penitencial. Como término obvio al final de la jornada, además de dar gracias al Señor por todos sus dones y lo bueno que hemos podido realizar con ellos, no podemos eludir la necesidad de pedir perdón por nuestras faltas.
* Código de Derecho Canónico sobre aspectos vitales a conocer y tener en cuenta sobre la participación del fiel de Cristo en la vida litúrgica y pastoral de la Iglesia.
* La Unidad, la Concordia y la Incondicionalidad, aspectos importantes a poner en práctica en la Iglesia. D. Damián Iguacen Borau.
Se imparten los viernes a las 19 horas, y los sábados de de 10 a 12: 00 horas, en el Templo Parroquial de Ntra. Sra. de Guadalupe, por ser un lugar por más amplio, que genera unas sinergias adecuadas, que garantizan cuatro aspectos importantes, de cara a la seguridad de todos y todas, debido a la pandemia del Coronavirus Covid- 19:
* Ventilación natural, gracias a la apertura de las cuatro grandes vidrieras del edificio religioso y una de sus puertas.
* La distancia de seguridad.
* El empleo de las mascarillas.
* Mojado- secado de los zapatos al entrar en el Templo Parroquial y el uso del gel higienizante.
Recordar llevar:
* Libreta y bolígrafo.
* La Biblia.
Sin personas convertidas, la Iglesia corre el peligro de adulterarse y perder su capacidad de ser signo de la Salvación de Dios en el Mundo.
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