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jueves, 23 de julio de 2020

«Una mirada especial a los mayores»

mayores

FUENTE: ARCHIDIÓCESIS DE BURGOS.

Mensaje del arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, para el domingo 19 de julio de 2020.

«Una mirada especial a los mayores». Así se encabeza la nota de los Obispos de la Conferencia Episcopal, sobre la Jornada por los afectados de la Covid-19 que tendrá lugar el próximo día 26. La Iglesia celebra este día la festividad de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen, y será un día dedicado de forma especial a los mayores, puesto que son los patronos de los abuelos. Este matrimonio santo no aparece citado directamente en los Evangelios; sin embargo, desde muy pronto el pueblo cristiano, tanto en oriente como en occidente, quiso festejar a los padres de la Virgen María. Será a partir de la Edad Media cuando esta tradición se fue extendiendo y ha llegado hasta nosotros, también en las representaciones artísticas y religiosas y en la dedicación de parroquias y ermitas, como muy bien conocéis. Es de agradecer que instituciones eclesiales y civiles lleven años resaltando este día como la fiesta específica de los abuelos, invitándonos a la celebración religiosa, familiar y social. En el marco de la Jornada a la que he aludido y en la festividad propia del día 26, quiero referirme hoy brevemente a los abuelos en la familia y a los mayores en la sociedad.

Una mirada especial a los abuelos. No es casual que la liturgia de la Palabra para esta festividad nos regale la parábola del Sembrador, que os comentaba el domingo pasado, para subrayar cómo en la mayoría de nuestros abuelos la semilla de la fe «cayó en tierra buena y dio fruto» (Mt 13,8), y gracias a ellos muchos de nosotros fuimos iniciados en la fe, porque fueron los sembradores de la semilla que recibieron. Los abuelos son también hoy, en la familia y en la comunidad cristiana, ejemplo y orientación para niños y jóvenes, colaborando en la pastoral evangelizadora de la Iglesia y ofreciendo el testimonio y la transmisión de valores esenciales para las futuras generaciones.

Benedicto XVI, en la celebración de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, resaltaba la importancia del rol educativo de los abuelos, que en la familia, decía, «son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida» (26.07.2009). Y el Papa Francisco, en la Audiencia a los participantes en el Congreso Internacional «La riqueza de los años», dice: «Hoy en día, en las sociedades secularizadas de muchos países, las generaciones actuales de padres no tienen, en su mayoría, la formación cristiana y la fe viva que los abuelos pueden transmitir a sus nietos. Son el eslabón indispensable para educar a los niños y los jóvenes en la fe» (31.01.2020). Reconozcamos, pues, que los abuelos son fundamentales para la familia y para la sociedad, no sólo por su irremplazable ayuda en todas las ocasiones sino porque, en la estructura familiar son historia viva que nos enseña a vivir. Con ocasión de la fiesta de los abuelos les felicitamos y nos felicitamos por el regalo de contar con ellos, si están entre nosotros o por la huella imborrable que dejan en nuestras vidas cuando ya no están.

una mirada especial de ánimo y esperanza para los mayores, en nuestra sociedad. Ya me he referido a ellos otras veces con motivo de la pandemia, porque los más afectados han sido los mayores. Han enfermado y han fallecido en gran número, en circunstancias especialmente dolorosas, y son los que más han sufrido la soledad, la confinación, y la distancia de sus seres queridos. Por eso nuestra mirada ahora, después del reciente pasado, ha de ser hacia adelante, pensando en el futuro. Tal como se dice en el comunicado de los Obispos: «Todo esto nos debe llevar a pensar, como Iglesia y como sociedad, que una emergencia como la del Covid-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad». Hemos de cambiar nuestra forma de pensar y de actuar con nuestros mayores. Desde el exquisito respeto a su dignidad y desde la valoración de sus aportaciones a la estabilidad familiar y al bien común de la sociedad, hemos de ofrecerles una atención y unos cuidados ricos en humanidad. No deberíamos olvidar las palabras del Papa Francisco en las que afirmaba que una sociedad que abandona a sus mayores y prescinde de su sabiduría, es una sociedad enferma y sin futuro, porque le falta la memoria. Los ancianos no son sólo el pasado, sino también el presente y el mañana de la Iglesia (Participantes Congreso citado «La riqueza de los años», 31.01.2020).

La Iglesia, en la Eucaristía de la Jornada del día 26, recordará a todos los afectados por la pandemia y en particular a las personas mayores, señalando su importancia en el ámbito familiar y social. Nosotros tendremos esa celebración especial el lunes, 27 de julio, a las 19:30 horas, en la Catedral. Agradezco que en nuestras comunidades parroquiales, congregaciones religiosas, movimientos y asociaciones estemos viviendo con una sensibilidad especial esta realidad. Que San Joaquín y Santa Ana intercedan por nuestros mayores y por todos nosotros.

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