ACTUALIDAD

lunes, 20 de julio de 2020

Una sonrisa en la España vaciada


20/07/2020
FUENTE: CEE
Muchos sacerdotes entregan su vida a diario en pequeños pueblos. Labor discreta que llena vidas de esperanza. La fe la mueve montañas y llena espacios de vida.
Se llama Ramón. Tiene 49 años, y una sonrisa que es su tarjeta de presentación allá por donde pisa. Desde el pasado septiembre se encarga de una unidad pastoral que es fiel reflejo de lo que se conoce como la España Vaciada: 9 pueblos, dos de ellos deshabitados, y cuatro con menos de diez vecinos. Tan solo hay misa los fines de semana en cuatro de esas parroquias. Sin embargo, la labor de Ramón va mucho más allá. «Es una tarea bonita la de acompañar a unas personas que han trabajado muy duro en el campo desde muy pequeños. La experiencia propia y de todos los párrocos rurales con los que hablo es que siempre recibimos cien veces más que lo que podemos aportarles nosotros».
Ramón se siente feliz entre ellos, pues le han abierto sus casas y sus corazones. Y, aunque les gustaría que las cosas fueran como antes, entienden perfectamente las circunstancias. «Compren- den que hoy el sacerdote tiene que atender a varios pueblos y que no pueden tener misa todas las semanas. Normalmente se intenta mantener una eucaristía en algún pueblo un poco más grande que reúna a personas de los pueblos de alrededor. En otras zonas, desde el pueblo más grande surgen laicos voluntarios para ir a pequeñas localidades y celebrar la Palabra, porque tener una celebración el domingo es importante para ellos: abrir su iglesia y mantenerla limpia, tocar las campanas, encontrarse y celebrar su fe». Por eso, Ramón considera fundamental que los feligreses no vean al cura de su pueblo con prisa, estresado. «Ni ellos ni el Señor nos piden que lleguemos a todo, sino que seamos en cada momento para ellos el abrazo de Dios, la caricia de Dios, la sonrisa de Dios y la escucha de Dios. Jesús nos enseña que Dios está muy presente en los pueblos pequeños, viviendo treinta años en familia en ese pequeño pueblo llamado Nazaret».
Texto: Auxi Rueda,
Directora de Comunicación de la diócesis de Ávila.

Un desierto demográfico
Cojo el coche y salgo de Alovera, en el Corredor del Henares, donde vivo y trabajo a diario. Es sábado y he tenido una semana intensa. Ahora me espera otra realidad. Pongo la radio y voy escuchando de todo un poco, porque tengo más de hora y media hasta que llego a mis pueblos de la mal llamada Sierra Pobre de Guadalajara. Allí me espera parte de lo que se ha dado en llamar la “España vaciada”, que en esta provincia se convierte en un desierto demográfico. El Cardoso de la Sierra es uno de los municipios menos poblados de Europa, con 0,37 habitantes por kilómetro cuadrado. Y me encuentro con las gentes de esa tierra que también son mis feligreses.
Sesenta habitantes entre los seis pueblos de un único ayuntamiento: Ana, Alberto, Hilaria, Carlos… Allí se han quedado con sus ganados y los lobos, con sus problemas y mucha soledad a sus espaldas. El invierno es duro, también espiritualmente.
Esperamos con fervor la llegada del buen tiempo. Es entonces cuando vuelve la gente y vuelvo yo también a celebrar la eucaristía del domingo… y poco más.
Entre tanto, «casi mejor que no tengas que venir», me dicen, porque suele ser a algún entierro. El domingo por la tarde vuelvo a casa. Tras de mí un vasto territorio y mucho silencio. Es lo que hay.
Texto: Alfonso Olmos,
Director de la Casa Diocesana de Guadalajara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario