ORACIÓN
Decimos que eres Dios,
pero seguimos a otros dioses:
el poder, el prestigio, la eficacia,
el dinero, la salud, la casa,
las cosas, el ocio…
Decimos que eres Padre,
pero vivimos como huérfanos:
tristes, desorientados, agobiados,
cansados, indiferentes al otro,
como si no fuera hermano.
Decimos que eres el Camino,
pero seguimos otras rutas,
no encontramos tiempo para Ti,
no reflexionamos,
no hablamos contigo, ni te disfrutamos.
Decimos que eres la Verdad,
pero nos engañamos:
nos creemos todas las mentiras
que nos ofrecen.
Decimos que eres la Vida,
pero vivimos de forma rutinaria:
arrastramos la vida sin entusiasmo
ni plenitud.
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