El editorial de la edición digital y multimedia de “Iglesia Nivariense”, presenta sintéticamente algunas claves y orientaciones para la vida pastoral de la diócesis en este momento. Lo reproducimos invitando a su pausada lectura y reflexión, para ir haciendo posible avanzar en la sinodalidad y el discernimiento para mejor amar y servir en esta situación.

Vivimos momentos complejos y recios. La Iglesia diocesana asistida siempre por el Espíritu Santo está respondiendo a los retos que plantea esta situación de pandemia para su vida y misión. “El peligro de contagio de un virus debe enseñarnos otro tipo de ‘contagio’, el del amor, que se transmite de corazón a corazón – señala el papa Francisco.

Es momento de agradecer tanta creatividad pastoral que en este tiempo nos ha permitido continuar evangelizando en circunstancias inéditas y difíciles, estando cerca de las personas por los medios disponibles, y de manera muy singular de los más golpeados por esta pandemia.

Con más preguntas que respuestas, compartiendo las incertidumbres de esta hora, pero fiados y acompañados por Dios, miramos hacia delante para encarar un nuevo curso pastoral que habrá de ser también singular.

El Obispo señalaba la hoja de ruta para el curso pastoral que se inicia, en el que hemos de evaluar el PDP 2015/20, al tiempo que ponernos a la escucha del Espíritu y de los demás para discernir qué nos está pidiendo para este momento de la historia de las canarias occidentales y de la entera humanidad.

Los cuatro pilares sobre los que se asentarán el futuro nos indican el horizonte de dar preferencia, siguiendo el pasado Congreso Nacional del laicado y el trabajo que viene realizando la propia Conferencia Episcopal Española, a: El primer anuncio, el acompañamiento, los procesos formativos y la presencia/testimonio en la vida pública.

 “Cada vez que intentemos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual” (EG 11).

 “Un plan para resucitar” al mundo ante la crisis generada por la expansión del coronavirus, de cara a ser “artífices y protagonistas de una historia común y así, responder mancomunadamente a tantos males que aquejan a millones de hermanos alrededor del mundo”- es a lo que nos está exhortando el Papa.

Como señalara el cardenal Etchegaray en ocasión del Jubileo de los Periodistas en el año 2000, sería estupendo “ser como aquel que mira desde la ventana más alta de la casa donde vive, para ver bien a su alrededor con un horizonte amplio, sabiendo ver a lo lejos, lo que pasa, lo que se acerca, lo que se aleja y hacia dónde… no quedándose prisionero de una mirada demasiado estrecha y baja, que no permite comprender el sentido de los acontecimientos. He aquí una bella misión del comunicador (diríamos del evangelizador): tratar de entender el sentido de lo que está pasando y hacia dónde se dirige y ayudar a los demás y a la comunidad a comprenderlo…

Es tiempo, por tanto,  de “sembrar la esperanza en medio de tanto sufrimiento y desconcierto” porque la vida sigue y seguirá con y después de la pandemia.