"Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra" .
(Colosenses 3, 2).
Acción Pastoral "Parroquias con Corazón".
La Encarnación y la Eucaristía no son dos
misterios de fe separados, sino que se iluminan mutuamente y alcanzan un mayor
significado el uno al lado del otro. Por eso en la sagrada Comunión “nos
transformamos en lo que recibimos”, es decir, en el Cuerpo de Cristo.
La celebración eucarística es un verdadero acontecimiento de gracia y de salvación “Kairós”. Por eso la misión del Espíritu Santo en la celebración eucarística es tan importante: “preparar la asamblea para el encuentro con Cristo”; recordar y manifestar a Cristo a la fe de la asamblea de los creyentes; hacer presente y actualizar la obra salvífica de Cristo por su poder transformador y hacer fructificar el don de la comunión en la Iglesia. La gran obra del Espíritu Santo en la Eucaristía es la “admirable conversión” de los dones sagrados en el Cuerpo y Sangre de Cristo, para que los que van a recibirlo, “llenos del Espíritu formen en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu”.
Fuente: LXXI Asamblea Plenaria De la Conferencia Episcopal Española.
"La Eucaristía, alimento del Pueblo Peregrino".
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