La parroquia no puede convertirse en una mera posada a la que acudir para alimentarse o descansar, o en el hospital al que vamos cuando necesitamos sanar el alma. La parroquia ha de ser una comunidad viva, que ilumine todo lo que la rodea, que sale a pescar peces en las aguas que la rodean. Los peces no saltan del agua a la barca. Hay que tender las redes. La barca de Pedro no es una embarcación de recreo sino una nave de pescadores de hombres. Eso ha de ser cada parroquia.
Alguno dirá: “es que no sabemos cómo se hace porque llevamos muchas décadas, o incluso toda la vida, sin hacerlo". Pues bien, los apóstoles no tenían un manual sobre como evangelizar y sin embargo, evangelizaron. Tuvieron mucho éxito por la sencilla razón de que contaban con la asistencia del Espíritu Santo, que es el único que nos da la capacidad para obrar conforme a la voluntad de Dios. Hoy contamos también con su asistencia, así que no tenemos excusa. El “no sabemos” ha de cambiarse por el “contigo, Señor, podemos”. Y además, veinte siglos de historia nos preceden con claros ejemplos de hombres y mujeres que han entregado sus vidas a la tarea de evangelizar de palabra y de obra. Sigamos sus pasos.
Luis Fernando Pérez Bustamante.
¡¡¡Juntos Caminando Hacemos Parroquia!!!
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