La Comunidad Parroquial de Ntra. Sra. de Guadalupe, organizó por décimo año consecutivo, conforme al plan de Autoprotección y Seguridad la X Peregrinación a San Vicente, partiendo el domingo 20 de enero de 2019, a las 10:30 horas desde la plaza de Guadalupe, en Toscal-Longuera hasta la ermita de San Vicente, para celebrar la Eucaristía del II Domingo del Tiempo Ordinario a las 12:00 horas.
A las 10:30 horas, dentro del propio Templo Parroquial, nuestro párroco realizó una celebración de bendición y envío de los peregrinos para ir por el camino contemplando tres periferias existenciales, preparadas por los catequistas Luz María, Marcos y Bárbara.
A continuación en la plaza, se realizó la primera de las paradas, contemplando la periferia existencial de la comunidad sorda y entregando un lazo azul que se llevó por todo el camino. Con esta peregrinación os invitamos a salir al encuentro del Señor como S. Vicente salió para
servirle en quienes más lo necesitan. Siguiendo la llamada del papa Francisco a bajar a “las
periferias existenciales donde hay sufrimiento, soledad, degradación humana”,
descubriremos que Dios nos quiere y nos necesita para llevar la fuerza redentora de su Amor
a tantos hombres y mujeres que hoy están pasándolo mal. Porque el extrarradio geográfico y
moral de nuestro mundo clama más que nunca por su Presencia.
¿Sabía usted qué?
– Personas sordas han sido recluidas en clínicas psiquiátricas, condenándolas al
aislamiento y la incomunicación.
– Se han realizado experimentos para tratar de convertirles en personas oyente.
– Contra esta población se ha practicado la esterilización forzosa.
– A las personas sordas se les ha impedido casarse entre sí.
– Históricamente se les ha impuesto la oralidad, y se les ha negado la comunicación
mediante la lengua de señas
Más adelante, en el Bahía Park, se efectuó la segunda parada, para reflexionar en la segunda periferia existencial, los enfermos y el mundo de la enfermedad en la familia. Como San Vicente en su época, vivimos en un mundo en el que muchos ignoran, e incluso
rechazan, los valores religiosos y si nos descuidamos fácilmente se enfría nuestra fe y en
nada nos distinguimos de los que no creen, ni se nota que “somos de Cristo”. Otra periferia de este mundo, ya tratada durante el Adviento, es la de los enfermos. Estos son
apartados del resto de la sociedad por el hecho de no poder realizar ciertas tareas en el estado
en el que se encuentran. Cuando hablamos de cuidarles se nos puede venir a la cabeza una
persona mayor, pero las enfermedades afectan a todas las personas sin importar la edad.
Cada uno de ellos es incapaz de valerse por si solo, y es nuestra responsabilidad ayudarles,
no solo en lo que se refiere a acciones que le apoyen en sus debilidades físicas como la de
levantarse de una cama o prepararse la comida; también hay que darles un apoyo emocional,
pues toda personas necesita compañía, y más aún en los momentos de sufrimiento. Dicen
que la cura empieza en la cabeza
Se entrega una bolsa de burbujas. Cada una
de esas burbujas representa una enfermedad que alguna persona conocida o no está
sufriendo. Si pasamos ligeramente el dedo por las burbujas notaremos que tienen
mucha presión. Aliviémosla, explotando cada una de ellas.
Y antes de llegar a la ermita, en la Calle Princesa Dácil, San Vicente, vivió su fe y amor a Jesucristo hasta el extremo de entregar su vida como
prueba del amor más grande. Le ofrecieron muchos regalos y premios si dejaba la religión de
Cristo, sin embargo San Vicente dijo: “Estamos dispuestos a padecer todos los sufrimientos
posibles, con tal de permanecer fieles a la religión de Nuestro Señor Jesucristo”.
Pidamos a San Vicente que nos de valentía para practicar y proclamar esta fe en cualquier
lugar y circunstancia, pues sin el testimonio público de nuestra fe y de nuestra caridad no hay
verdadera vida cristiana.
• Periferia: ¿Cuáles son nuestras periferias existenciales?
Demos mirar y buscar nuestras propias periferias existenciales e inquietarnos durante
bastante tiempo. Tenemos miedo a bajar a nuestras profundidades, a encontrarnos con ellas;
en una palabra, a encontrarnos con nosotros mismo.
A veces vivimos excesivamente ajetreados, con prisas, dispersos, ocupados en cosas
secundarias o superfluas, y esto nos deja unas secuelas de falta de ánimo. Sabemos que la
experiencia de Dios incluye una relación cotidiana con Él. Al tener una relación amistosa
con el Señor, abrimos las ventanas y puertas de nuestra vida con el fin de que nos haga oír su
voz, involucrándose así todo nuestro ser, con todas sus capacidades.
Esta es la única forma de poder salir gozosos a las periferias de los demás: si antes hemos
recorrido, con valentía y confianza en Dios, nuestras periferias personales; sin encubrir,
enmascarar o buscar otro tipo de compensaciones. Las periferias del egoísmo, la instalación,
la comodidad, la vanidad, la tristeza, la envidia, la desconfianza… en ocasiones enredan el
corazón, amortiguando la alegría del Evangelio de Jesús y debilitando la pasión
evangelizadora y misionera.
¿Y yo? ¿Y tú? ¿A qué periferias salimos?
Es cuestión de dar la cara, de dejar de mirar para otro lado o de justificarnos con “apretadas
agendas”
• Gesto: «Si queremos, podemos limpiarnos». Él sí quiere. Vayamos a él con
fe y soltemos con humildad nuestras propias periferias, nuestras propias
"lepras".
Suelta de confetis..globos(helio)....
Acto seguido fue la celebración de la Eucaristía en la ermita, cantada por el Coro Parroquial de Ntra. Sra. de Guadalupe, preparara por los grupos de catequesis de confirmación, Cande, Valentina y Carolina. En ella participaron en la primera lectura y en el salmo, dos personas de San Antonio de Padua.
¡Guadalupe, Iglesia en Camino!
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