Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo ». Él le respondió: «Hombre, ¿quién me ha hecho juez y repartidor entre vosotros? ». Y prosiguió: «Guardaos bien de toda avaricia; que, aunque uno esté en la abundancia, no tiene asegurada la vida con sus riquezas».
Y les dijo una parábola: «Las fi ncas de un hombre rico dieron una gran cosecha. Y él pensó: ¿Qué haré, pues no tengo donde almacenar mis cosechas? Y se dijo: Destruiré mis graneros, los ampliaré y meteré en ellos todas mis cosechas y mis bienes. Luego me diré: Tienes muchos bienes almacenados para largos años; descansa, come, bebe y pásalo bien. Pero Dios le dijo: ¡Insensato, esta misma noche morirás!; ¿para quién será lo que has acaparado? Así sucederá al que amontona riquezas para sí y no es rico a los ojos de Dios».
Lucas 12, 13-21
No hay comentarios:
Publicar un comentario