Dios Padre, que con el ejemplo de tu Hijo nos enseñas que no hay verdadero amor sin la entrega generosa de la propia vida, ayuda a aquellos que se preparan en nuestros seminarios a ser pastores según tu corazón, cercanos a ti, y cercanos a los hombres nuestros hermanos. Que sean en medio de nuestra sociedad tus ojos y tus manos, para ver, curar y acompañar a tantos que quedan heridos en el camino. Que no falten en tu Iglesia jóvenes dispuestos a servirte según tu voluntad, que con su vida y su palabra muestren a los demás tu amor misericordioso. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN A MARIA
María, Madre de Dios y Madre nuestra, que estuviste con Jesucristo al comienzo de su vida y su misión, concédenos acoger la llamada de tu Hijo con la docilidad y la humildad que tú la recibiste. Haz que respondamos con un “Si” fiel y perseverante y acompáñanos con tu protección de Madre en nuestro tiempo de Seminario y nuestro ministerio sacerdotal. Amén.
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