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domingo, 10 de enero de 2021

"Parroquias con Corazón". La centralidad del Domingo


Imagen de Archivo. Templo Parroquial Ntra. Sra. de Guadalupe. Celebración de la Eucaristía. 


 "Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra" .

 (Colosenses 3, 2).


Acción Pastoral "Parroquias con Corazón".


La dimensión comunitaria de la celebración dominical destaca particularmente a nivel pastoral: entre las numerosas actividades que desarrollar una parroquia ninguna es tan vital o formativa para la comunidad como la celebración dominical del Día del Señor y de su Eucaristía. 

Por eso es necesario trabajar para que florezca el sentido de comunidad parroquial, sobre todo en la celebración dominical, para fomentar el sentido de la comunidad eclesial, que se manifiesta y alimenta especialmente en la celebración comunitaria del domingo, sea en torno al Obispo, especialmente en la catedral, sea en la asamblea parroquial, cuyo pastor hace las veces del Obispo. DD35; SC 42; EM 26. 




Hay que reforzar, por tanto, como centro de la vida de la parroquia el Día del Señor y en él la celebración de la Eucaristía, corazón del domingo.

Se ha de mejorar:

* Las celebraciones.
* Adecuada homilía. 
* Puntualidad de la feligresía. 
* Silencio y recogimiento. 
* Haya buena acogida. 
* Se promueva la participación de los distintos agentes y grupos pastorales en la preparación de la Misa. 
* Cantos vivos y acordes a las lecturas. 

Es necesario recuperar el sentido religioso del domingo, ofreciendo a los fieles una experiencia comunitaria de calidad, una celebración realmente bien preparada, con cantos apropiados, con una homilía elaborada. En ella se ha de ver reflejada la riqueza ministerial de la comunidad, debe invitar a la participación festiva y congregar a toda la familia porque está pensada para todos. 



El domingo es tiempo para celebrar en FAMILIA. La parroquia, muy especialmente a través de los catequistas, animará a los padres, para que se responsabilicen de educar a sus hijos para la participación en la Misa dominical. 








El Día del Señor, es también tiempo de COMUNIÓN, DE COMUNIÓN Y DE MISIÓN. Tiempo para confrontarnos con la Palabra de Dios y robustecer la confesión de la fe. La celebración eucarística debe conducir a estrechar los lazos de fraternidad, a aumentar el compromiso con el Evangelio y a mostrarse más solícitos con los pobres. 




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