"Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra" .
(Colosenses 3, 2).
Acción Pastoral "Parroquia con Corazón".
Muy unido al culto de los santos está la religiosidad o piedad popular. Esta piedad popular constituye hoy un tema de preocupación pastoral, pues es motivo de convocatoria de muchos fieles, sobre todo en torno a las cofradías y los santuarios, aunque también en otras muchas manifestaciones populares de la fe en las cuales se venera a la Santísima Virgen María y a los santos, se recorre el año litúrgico con fiestas llenas de colorido o se recuerda a los difuntos.
El sentido religioso del pueblo cristiano ha encontrado en todo tiempo su expresión a través de formas variadas de piedad en torno a la vida sacramental de la Iglesia, tales como la veneración de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el vía crucis, las danzas religiosas, el rosario, las medallas, etc. Para algunos creyentes, éstos son los únicos lugares de referencia y práctica eclesial, representando una oportunidad de evangelización que los pastores, especialmente los párrocos, no deben despreciar. (Cat 1674).
La religiosidad popular contiene muchos valores que pueden ser incorporados en la tarea de la evangelización: refleja una sed de Dios que sólo está al alcance de los pobres y pequeños; fomenta el espíritu de generosidad, el sentido de la cruz y del sacrificio en la vida; promueve la devoción y el acercamiento a un Dios que se muestra Padre providente; señala la conciencia de la dignidad personal y de una fraternidad; fomenta la capacidad de expresar la fe en un lenguaje distinto que supera los racionalismos, uniendo el canto, las imágenes, la danza...
También negativos muy arraigados unidos a la superstición, la magia, el fetichismo, el ritualismo, generalmente vinculados a una DEFICIENTE FORMACIÓN RELIGIOSA. Por eso está claro que se necesita un discernimiento pastoral para sostener y apoyar la religiosidad popular y, llegado el caso, para purificar y rectificar el sentido religioso que subyace en estas devociones y así hacerlas progresar en el conocimiento del Misterio de Cristo, pues aunque estas expresiones prolongan la vida litúrgica de la Iglesia, no la sustituyen.
(Cat. 1675-1676; Ct 54).
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