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domingo, 31 de mayo de 2015

"Es un atentado a la vida dejar morir a nuestros hermanos en las barcazas en el Canal de Sicilia"


Fuente Religión Digital
RD/VIS/Agencias).- Francisco denunció este mediodía el "atentado contra la vida humana" que suponen las muertes en el trabajo y por desnutrición, así como "dejar morir" a los inmigrantes que viajan en barcazas para llegar de Africa a Europa, al recibir en el Vaticano a los miembros de la asociación Ciencia y Vida.
En su discurso, en el que también reafirmó la posición de la Iglesia Católica contra el aborto, el pontífice pidió "no olvidarse nunca de todos los atentados a la sacralidad de la vida humana".
"Es atentado a la vida la plaga del aborto. Es atentado a la vida dejar morir a nuestros hermanos en las barcazas en el Canal de Sicilia. Es atentado a la vida la muerte en el trabajo porque no se respeten las mínimas condiciones de seguridad", afirmó.
Y continuó: "Es atentado a la vida la muerte por desnutrición. Es atentado a la vida el terrorismo, la guerra, la violencia, pero también la eutanasia".
En su alocución, Francisco instó a que la ciencia "sea siempre un saber al servicio de la vida y del hombre" y "que no sea el hombre al servicio de la ciencia".
También subrayó que "una sociedad justa reconoce como primario el derecho a la vida desde su concepción hasta su fin natural", pero también invitó a "reflexionar" sobre el uso que se hace de la vida.
"El grado de progreso de una civilización se mide justo por la capacidad de proteger la vida, sobre todo en sus fases más delicadas, más que por la difusión de instrumentos tecnológicos", subrayó.
El sumo pontífice instó a los miembros de la asociación a "instaurar un diálogo fecundo con todo el mundo de la ciencia, y también con quienes -aunque no se profesan creyentes- se muestran abiertos al misterio de la vida humana".


"Cristo es la luz que ilumina el camino para que la ciencia esté siempre al servicio de la vida", exhortación del Obispo de Roma a los participantes en el Encuentro promovido por la Asociación Ciencia y Vida, a quienes recibió en Audiencia en la Sala Clementina del Vaticano.
El congreso organizado por la Asociación Ciencia y Vida con ocasión del 10° Aniversario de fundación, tiene por objetivo reflexionar sobre los "principios antropológicos y científicos de la bioética, con el fin de tutelar y promover la vida humana". Los descubrimientos de las investigaciones en ámbito de la tecno-ciencia, ponen el desafío de algunas cuestiones en relación a la vida humana - el nacimiento, la discapacidad, las enfermedades, la muerte - como objeto de reflexión y de interacción entre la filosofía, la ética y la ciencia.
En sus saludos, el Santo Padre resaltó el servicio que viene realizando esta Asociación en favor de la promoción de la vida humana y los animó a seguir practicando las actitudes de "apertura, atención y proximidad al hombre en cada situación concreta". En este sentido subrayó el Papa, es importante "salir para encontrar y encontrar para sostener".
El amor de Cristo, dijo el Pontífice, nos impulsa a ser servidores de los pequeños y de los ancianos, de todo hombre y mujer, a quienes se debe reconocer y tutelar el derecho primordial a la vida. "La existencia de la persona humana, a la cual ustedes se dedican con solicitud, es su principio constitutivo; es la vida en su insondable profundidad que origina y acompaña todo el camino científico; es el milagro de la vida que siempre pone en crisis toda forma de presunción científica, restituyendo el primado a la maravilla y a la belleza".
En este sentido, afirmó Francisco, es Cristo la luz que ilumina el camino para que la ciencia esté siempre al servicio de la vida. "Cuando disminuye esta luz, cuando el saber se olvida del contacto con la vida, se hace estéril. Por eso, los invito a tener siempre en alto la mirada sobre la sacralidad de toda persona humana, para que la ciencia este verdaderamente al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la ciencia".
Por ello, es importante reconocer el valor inestimable de la vida humana subrayó el Obispo de Roma, ya que la vida es ante todo un don de Dios, que genera esperanza y futuro para el hombre y la sociedad. "El grado de progreso de una civilización se mide por la capacidad de proteger la vida, sobre todo en sus fases más frágiles, más que por la difusión de instrumentos tecnológicos. Cuando hablamos del hombre no nos olvidemos jamás de todos los atentados contra la sacralidad de la vida humana. Es un atentado contra la vida el flagelo del aborto. Es un atentado contra la vida dejar morir a nuestros hermanos en los barcos en el Canal de Sicilia. Es un atentado contra la vida la muerte en los centros laborales porque no se respetan las condiciones mínimas de seguridad. Es un atentado contra la vida la muerte por desnutrición. Es un atentado contra la vida el terrorismo, la guerra, la violencia; también la eutanasia. Amar la vida es siempre tener cuidado del otro, quererlo bien, cultivar y respetar su dignidad trascendente".

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