Fuente Religión Digital
(José Manuel Vidal).- Domingo Oropesa Lorente se formó en Toledo pero lleva dieciséis años en la Cuba de los hermanos Castro. Obispo de Cienfuegos, está contento y feliz de tener su diócesis en Cuba y habla con el mismo entusiasmo de la acogida que allí se hace a la Iglesia (aunque la práctica religiosa sea minoritaria) que del espíritu de Francisco, que pronto viajará a la isla y "lleva la sencillez en el nombre".
¿Quién es Don Domingo?
Soy obispo de la diócesis de Cienfuegos en Cuba. Soy natural de Alcázar de San Juan, me formé para sacerdote en el seminario de Toledo, estuve en esa diócesis quince años y van a hacer en el próximo mes de septiembre dieciséis años que llevo en Cuba: ocho como sacerdote en la diócesis de Camagüey y ocho que voy a cumplir como obispo de la diócesis de Cienfuegos. He venido unos días a España para revisar algunas cosas que necesitamos para nuestra diócesis.
¿Se siente más cubano o más español?
Bueno, yo creo que las dos cosas. No tengo, en principio y gracias a Dios, ninguna dificultad por estar en Cuba. Estoy contentísimo allí y no me entristece, sino que también me alegra saber que mañana volaré de Madrid a La Habana.
¿Cómo es la diócesis de Cienfuegos?
Está situada en la parte occidental de la isla, dando a la costa Norte y a la costa Sur como no todas las diócesis dan. La provincia como tal da a la costa Sur y en el Norte se queda como en mitad de la isla. Además de la provincia de Cienfuegos, tenemos también el municipio de Trinidad, que pertenece a la provincia de Santi Espíritu. Esta ciudad celebró este pasado 2014, en el mes de enero, los quinientos años de su fundación. Es preciosa.
A la capital de la provincia de Cienfuegos se le llama "La perla del Sur". En el 2019 se celebrarán los doscientos años de su fundación. En la totalidad de la diócesis, hay unos quinientos mil habitantes.
¿Se conservan restos españoles: alguna edificación religiosa...?
Desde el año 1819 se fueron construyendo edificaciones que todavía se conservan. Lo que empezó siendo una iglesia más pequeña ya en 1903 se declaró catedral.
¿Cuántos religiosos y religiosas tiene?
Catorce sacerdotes, entre diocesanos y religiosos, contando conmigo, y nueve religiosos no sacerdotes así como nueve religiosas. Algo más de treinta...
Nada que ver con Toledo.
¡La diferencia es abismal! Creo que en Toledo sólo como seminaristas ya hay más de setenta. En Cienfuegos tenemos ocho.
Habría que repartir un poco...
Creo que han dicho que la Conferencia Episcopal Española una de las cosas que va a estudiar es el reparto del clero, no sé si en España o para el mundo entero.
Están trabajando un documento sobre la redistribución del clero imagino que en España, pero a lo mejor hablarán de otros países.
De los tres jesuitas de mi diócesis, uno es español. Dominicos son dos y los dos son españoles. En el clero diocesano, no hay ningún nativo de Cienfuegos; uno es cubano y el resto somos españoles.
¿La mayoría de la población es católica?
La práctica religiosa está en torno al uno y pico por ciento. Eso no quiere decir, sin embargo, que en la gente no haya sentimientos religiosos católicos. También hay cristianos de otras confesiones y lo que por supuesto está muy extendido es la devoción cubana a la Virgen de la Caridad del Cobre. La Virgencita está en el corazón de todos los cubanos, con potencia.
¿Libertad religiosa sí hay?
Sí, totalmente. Aunque somos muy pocos y llegamos hasta donde podemos. Contamos, afortunadamente, con un grupo muy abundante de laicos y laicas y eso nos aporta libertad: tenemos lo que llamamos Casas de Misión, donde reunimos a grupos que lo deseen sin necesidad de que haya un templo o una capilla, por ejemplo. Allí celebramos, si hace falta, algún bautizo, alguna boda, alguna fiesta. Navidad, Semana Santa... se perciben en las calles. Ahora estamos preparando otra misión, visitando las casas de dos pueblos de la diócesis, que durará desde julio hasta agosto más o menos. Convocamos sin ninguna dificultad, nos reciben bien.
¿Pero a qué se debe que haya tan poca práctica religiosa?
En parte se debe a la escasez de clero.
¿Si hubiese más sembradores habría más cosecha?
No hay duda. Nosotros, como decíamos, somos acogidos; bien acogidos. Después de ir visitando una por una todas las casas, cuando hemos hecho la revisión nos hemos dado cuenta de que no ha habido nadie, de entre miles, que nos haya cerrado la puerta, que nos haya dicho que nos vayamos cuanto antes, que está ocupado o que no nos haya querido escuchar... Estamos hablando de una visita de diez minutos: ninguna catequesis.
Los sacerdotes, los obispos, los religiosos y las monjitas son muy bien acogidos. Pero en una sola visita no se evangeliza...
Entonces, ¿allí la Iglesia católica también tiene buena fama? ¿Es aceptada?
Muy aceptada por lo que he dicho antes: porque son aceptados los miembros que la forman; se acepta a los sacerdotes e incluso a los laicos que realizan tareas de evangelización, como los que fueron con nosotros a las visitas de los pueblos, desde la Habana.
Además de a la evangelización, imagino que destinarán recursos y gente de la poca que tienen a obras sociales.
Sí. En todas las diócesis existe la Cáritas diocesana, indispensable porque nosotros no generamos ningún tipo de bienes. Todas las ayudas vienen de fuera.
¿Qué quiere decir con eso?
Que vienen de otras instituciones e iglesias de Europa y América, que nos ayudan. Nosotros vivimos de proyectos. Por ejemplo, para financiar pastorales de formación o caritativas, realizamos planillas para solicitar al Fondo de Evangelización el dinero necesario. Esa formación litúrgica de las comisiones diocesanas o de los diáconos permanentes, una escuela para educadores en Cienfuegos y la misión de julio y agosto que ya he mencionado necesitan esa ayuda. Nuestra Cáritas es ayudada por la de otras nacionalidades, por ejemplo Suiza o España, o por Cáritas Internacional. Hay ayudas para la tercera edad, para los niños que tienen alguna deficiencia y para alcohólicos, por ejemplo, porque funcionamos con Alcohólicos Anónimos. Incluso ahora Cáritas está trabajando en alguna prisión.
O sea, que si le entiendo bien, ustedes no generan recursos económicos ni para mantener al obispo.
No los generamos. Lo que se le paga a los sacerdotes, que es una ayuda muy pequeñita, lo que cobran los trabajadores del obispado o algunas parroquias -servicio de limpieza, por ejemplo-, se paga también con ayudas de fuera.
¿Porque los fieles tampoco aportan nada?
Sí, pero es que, de entrada, son muy pocos en proporción a las necesidades. A lo mejor tenemos para pagar la corriente de las parroquias, algunos gastos, pero ya para un nivel más alto... En otras partes del mundo también requieren esa ayuda. No somos los únicos.
Claro, las iglesias de misión siempre han sido más dependientes.
Por supuesto. Igual que tenemos que esperar que vengan sacerdotes y misioneras, también tenemos que esperar que nos lleguen las ayudas de tipo económico. Todo se debe, yo diría, a que la Iglesia en Cuba tiene ese problemilla de la falta de sacerdotes y consagradas. Pero creo que, para los pocos que somos, sí que nos organizamos hasta cubrir las necesidades de evangelización y caridad.
¿Le ha pedido a Don Braulio que le ceda algunos?
Sí parece que va a haber un sacerdote que va a venir a Cienfuegos, sí, pero no voy a dar el nombre.
Qué bien. Respecto a Cuba, ¿se está comenzando una nueva etapa, con todo lo que está pasando a nivel político?
Yo creo que sí. Es un momento de diálogos que entrañará cambio social. Es significativa la presencia, el empuje que emprendió el Papa Francisco. En lo económico también se están dando pasos, pero creo que tienen que darse con calma tanto en lo político como en lo social y económico. Con el tiempo, se verá.
¿La población está esperanzada?
Yo creo que sí. Ten en cuenta que, después de cincuenta años, hay apertura al diálogo. En Estados Unidos hay millones de cubanos: estamos hablando de dos países que contienen mucho de Cuba. ¡Cómo no va a ser bueno que vean los cubanos, de un lado y de otro, que con el tiempo podrán viajar con frecuencia al otro lado! Las relaciones familiares van a ser totalmente distintas. En Cuba crecerá la economía y, con ello, los salarios... Todo eso yo creo que es positivo y entusiasma a la gente de aquí.
¿Entonces el papel del Papa Francisco fue tan clave como se dice?
Tampoco sabemos qué le dijo a Obama o a Raúl en la visita. Los diálogos concretos yo no los sé...
Algo le habrá contado el cardenal Ortega.
Eso se queda en la Conferencia, entre nosotros. Lo que sí está claro es que ambos gobernantes dieron gracias a las palabras de impulso, al deseo del Papa Francisco de que se restablezcan las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, en pos de la paz. Su intervención desde luego que ha sido positivísima.
En ese sentido, la próxima visita del Papa a la isla, en la que permanecerá bastantes días, nos ha sorprendido.
Estará cuatro. Ya este mes nos van a dar el programa oficial, con las horas. Llegaría a media tarde el 19, habría un acto de recepción en el puerto de La Habana con un mensaje del Presidente Raúl y otro del propio Papa, antes de trasladarse a la Nunciatura. Al día siguiente, habría misa en La Habana, en el Cobre y en la Catedral de Santiago. Al otro día, el acto de despedida en el aeropuerto, del que irá a Washington.
¿Será un impulso fuerte también para la paz, para el acercamiento?
Sí, porque se supone que habrá una entrevista con el Presidente Raúl, igual que en Estados Unidos se entrevistará con el Presidente Obama.
¿Qué Iglesia se va a encontrar el Papa allí?
Yo creo que una Iglesia muy contenta. El primero que estuvo aquí fue San Juan Pablo II y, luego, Benedicto XVI, hace tres años. Ya con Benedicto se hizo desde aquí una preparación muy fuerte de la visita papal y ahora estamos esperando que nos den el contenido de todo lo que Bergoglio va a hacer en Cuba, para organizarnos. La Iglesia ha manifestado alegría: a la gente sencilla, cuando la preguntas por la venida del Papa, te dice que está muy contenta.
¿Qué tiene este Papa para encandilar y enganchar a la gente?
Lo lleva en el nombre: la sencillez de Francisco, la cercanía. Está poniendo optimismo dentro y fuera de la Iglesia, pese a los contratiempos que no se van a poder solucionar mañana. Ha contagiado su optimismo y le ha dado un nuevo valor a la alegría, lo más necesario del Evangelio, en su Evangelii Gaudium. Ahora, con la de la ecología, dirá de nuevo cosas importantes. Pero yo creo que lo fundamental es que se ha dejado llenar por el Señor y manifiesta la sencillez de un Jesucristo que se quiere hacer presente.
¿Es muy amigo del cardenal Ortega?
Tampoco sé cuántas veces se han visto. No son sólo conocidos, pero tampoco amigos íntimos. Se conocen mucho, o al menos más que el cardenal y yo y más que el Papa y yo.
Hablando de personalidades, Monseñor, ¿se vio alguna vez con Fidel o con Raúl?
No. Con Raúl, un par de saludos en la acogida y despedida de Benedicto XVI. También cuando se inauguró el seminario nuevo de La Habana, nos saludamos todos. Y en la beatificación de un hermano de San Juan de Dios, que fue en Camagüey, también nos saludamos, obispos y sacerdotes, con Castro.
Para terminar, Monseñor, ¿qué le pediría a los católicos españoles para su diócesis?
En primer lugar, oraciones: que pidan para que sigamos siendo testigos de Jesucristo y le anunciemos como el Padre le anunció. Y después de rezar, hay que pedir para que nuestra Iglesia siga acercándose a la gente y ayude a sus necesidades. Que esas ayudas produzcan bienestar en la gente, cómo no. Y, por último, que tengamos vocaciones: que los jóvenes cubanos se queden en Cuba dando la vida por la Iglesia de su país.
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