Queridos hermanos: En este curso pastoral 2016-2017 que vamos a empezar el Papa nos exhorta a "salir" y a "involucrarnos". En estos días de fiesta debemos hacernos esta pregunta: ¿A salir de qué? de una religiosidad mediocre, ritualista y de mantenimiento. Que no procura el diálogo, el encuentro, la reconciliación, el servicio y la confianza en Dios. La Iglesia no es una aduana, como indica el Papa, es una "familia". Si no me siento así dentro de la Iglesia, que se hace presente en las Comunidades Parroquiales, estoy viviendo una religión de puro "maquillaje", y eso se traduce en comportamientos de superficialidad, de individualismo y de egoísmo en las mismas Comunidades Parroquiales. Salir también requiere cambios de actitudes y de comportamientos, además de ir a buscar a los hermanos y hermanas alejados y alejadas de la Fe. Pero también hay una constante llamada a "involucrarse". ¿En qué? en el desarrollo del Plan Diocesano de Pastoral que nos marca como ruta la preparación de una parroquia discípula y en salida misionera. No encajonada y encerrada. La Iglesia es, en medio de la humanidad, la primera comunidad que vive de la misericordia de Cristo: siempre se siente mirada y elegida por él con amor misericordioso, y se inspira en este amor para el estilo de su mandato, vive de él y lo da a conocer a la gente en un diálogo respetuoso con todas las culturas y convicciones religiosas. Celebrar esta fiesta para un creyente requiere plantearnos todo lo anteriormente indicado y ponernos mano con mano, corazón con corazón, para que con la ayuda e intercesión de Ntra. Sra. de La Salud y San Antonio de Padua, se haga una realidad en nuestra Iglesia Diocesana y en nuestra Comunidad Parroquial. Gabriel Benítez Pérez. cura-párroco de San Antonio de Padua.
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