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lunes, 24 de abril de 2017

Discípulos del Señor. Santo Hermano Pedro




Fotografía y descripción de la imagen del Santo Canario tomada de: Carlos Rodríguez, artista plástico. 

“A caritate” es el título de esta terracota policromada que representa una de las principales características en vida del Santo Hermano Pedro de San José Betancur. Sus medidas son 125 x 63,5 x 67 cms. Fue inaugurada en el año 2006, estando ubicada en la parroquia de la localidad del Lomo de Mena, en el municipio de Güímar, provincia de Santa Cruz de Tenerife en las Islas Canarias.

Hermano Pedro de San José Betancurt 
(1626-1667)
 foto

El Beato Pedro de San José Betancur nace en Vilaflor de Tenerife el 21 de marzo de 1626 y muere en Guatemala el 25 de abril de 1667. La distancia en el tiempo no opaca la luz que emana de su figura y que ha iluminado tanto a Tenerife como a toda la América Central desde aquellos remotos días de la Colonia.
El Beato Pedro de San José Betancur supo leer el Evangelio con los ojos de los humildes y vivió intensamente los Misterios de Belén y de la Cruz, los cuales orientaron todo su pensamiento y acción de caridad. Hijo de pastores y agricultores, tuvo la gracia de ser educado por sus padres profundamente cristianos; a los 23 años abandonó su nativa Tenerife y, después de 2 años, llegó a Guatemala, tierra que la Providencia había asignado para su apostolado misionero.
Apenas desembarcado en el Nuevo Mundo, una grave enfermedad lo puso en contacto directo con los más pobres y desheredados. Recuperada inesperadamente la salud, quiso consagrar su vida a Dios realizando los estudios eclesiásticos pero, al no poder hacerlo, profesó como terciario en el Convento de San Francisco, en la actual La Antigua Guatemala, con un bien determinado programa de revivir la experiencia de Jesús de Nazaret en la humildad, la pobreza, la penitencia y el servicio a los pobres.
En un primer momento realizó su programa como custodio y sacristán de la Ermita del Santo Calvario, cercana al convento franciscano, que se convierte en el centro irradiador de su caridad. Visitó hospitales, cárceles, las casas de los pobres; los emigrantes sin trabajo, los adolescentes descarriados, sin instrucción y ya entregados a los vicios, para quienes logró realizar una primera fundación para acoger a los pequeños vagabundos blancos, mestizos y negros. Atendió la instrucción religiosa y civil con criterios todavía hoy calificados como modernos.
Construyó un oratorio, una escuela, una enfermería, una posada para sacerdotes que se encontraban de paso por la ciudad y para estudiantes universitarios, necesitados de alojamiento seguro y económico. Recordando la pobreza de la primera posada de Jesús en la tierra, llamó a su obra «Belén».
Otros terciarios lo imitaron, compartiendo con el Beato penitencia, oración y actividad caritativa: la vida comunitaria tomó forma cuando el Beato escribió un reglamento, que fue adoptado también por las mujeres que atendían a la educación de los niños; estaba surgiendo aquello que más tarde debería tener su desarrollo natural: la Orden de los Bethlemitas y de las Bethlemitas, aún cuando éstas sólo obtuvieron el reconocimiento de la Santa Sede más tarde.
El Beato Hermano Pedro se adelantó a los tiempos con métodos pedagógicos nuevos y estableció servicios sociales no imaginables en su época, como el hospital para convalecientes.Sus escritos espirituales son de una agudeza y profundidad inigualables.



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