Es el misterio central de la fe cristiana. Es la base de todo lo que creemos los cristianos.
La resurrección de Cristo no es un retorno a la vida de antes; es el paso a una nueva dimensión vital nueva, que transfigura la simple existencia humana. Aquello que Cristo ha vivido ya es lo que nos espera y ha inaugurado para nosotros.
– ¿Qué entendemos los cristianos por Resurrección de Jesús?
La Resurrección de Jesús es un hecho real, histórico (como todo lo que dicen los Evangelios sobre Jesús de Nazaret) y meta histórico, es decir, que vá más allá, pues anticipa nuestra propia resurrección. Cuando pienses en esta verdad de fe, toma en cuenta estas cuatro afirmaciones:
1.La resurrección de Jesús no es una vuelta a su vida anterior, para volver a morir de nuevo.
2.Jesús resucitado no es una “alma inmortal”, ni un fantasma. Es un hombre completo, con cuerpo, vivo, concreto, que ha sido liberado de la muerte, del dolor, de las limitaciones materiales, con todo lo que constituye su personalidad.
3.Dios interviene, no para volver a unir el cuerpo y el alma de Jesús, sino que ocurre un nuevo prodigio, una intervención creadora de Dios. El Padre actúa con su fuerza creadora y poderosa, levantando al muerto Jesús a la vida definitiva y plena.
4.No se trata de que Jesús resucitó “en la fe” de sus discípulos, o “en su recuerdo”. Es algo que aconteció verdaderamente en el muerto Jesús y no en la mente o en la imaginación. Jesús realmente ha sido liberado de la muerte y ha alcanzado la vida definitiva de Dios.
Fuente: Diócesis de Canarias.
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