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martes, 29 de agosto de 2017

Lectura: ¿Qué dice el texto? Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»


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Haz una lectura pausada, tranquila. Repítela algunas veces. Descubriendo los detalles, las palabras, los gestos... Hazla tuya.

Jr 1,4-10.17-19

Recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.» Yo repuse: «¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.» El Señor me contestó: «No digas: “Soy un muchacho”, que adonde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor. El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: «Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar. (...) Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país; frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.






También a mí Dios me ha hablado, me ha tocado con su mano mis labios para anunciar su Buena Nueva. He sido llamado a anunciar el amor de Dios a los jóvenes, a las familias..., especialmente a los más pobres; ser profeta del amor de Dios. Contemplo cómo los acontecimientos de mi vida me han conducido a dar respuesta a esta llamada. Releo mi historia. En ella encuentro las huellas de Dios.
En el libro de Jeremías hay una frase que se repite constantemente: Recibí esta palabra del Señor. Contemplo cómo a lo largo de mi vida Dios me ha hecho oír su Palabra de maneras tan diversas, pero que al fin y al cabo van construyendo una única historia, la historia de mi vocación.

Escucho la voz de Dios que me dice: No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.

Reconozco su presencia, comparto su experiencia, rehago su camino, retomo su Palabra, sus actitudes, sus gestos. Los compruebo en mi propia historia...
Contemplo a tantas personas que en mi vida han sido para mí Palabra de Dios.



¿Qué signos reconozco, en el “aquí y ahora” de mi vida, de la presencia de Dios, de su llamada, de la misión a la que me empuja, a mi y a mi comunidad?
¿Cuáles son mis miedos, mis limitaciones, mis excusas, mis “enemigos”? ¿Cómo los puedo superar?
¿Qué caminos he encontrado en la Palabra de Dios para reavivar “mi primer amor” de la vocación? ¿Cómo los puedo vivir en mi comunidad, en la realidad que vivo, en la misión que tengo encomendada, en nuestra sociedad y nuestros jóvenes?



¿Qué nos quiere comunicar Dios, a través de este texto? ¿Qué convicciones y motivaciones profundas remueve en nosotros? ¿Qué situaciones de mi vida me hace recordar?

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