Este domingo 22 de octubre celebra la Iglesia el Domund, día de las misiones. Y como en otras ocasiones, tenemos la visita de tres misioneros que durante un tiempo van a compartir con nosotros sus vivencias, experiencias, ilusiones y fe. Pasarán por colegios, institutos, parroquias y grupos recordándonos que la misión nos espera y animarnos a ser valientes.
Uno de los primeros en llegar a la diócesis es Esteban Kamanga, natural de la República Democrática del Congo, de 46 años y que actualmente está de vicario parroquial en un barrio de Granada, en el Caserío del Montijo. Misionero Comboniano que por segunda vez está con nosotros. Él nos ha contado que ha descubierto su vocación de misionero la descubre a través de la realidad difícil que vivió en el Congo: “ver que entre tribus había rivalidad, cada uno quería encerrarse en su lugar, con sus hermanos y hermanas, sentir que había un poco de odio hizo que apareciera en mí el deseo de abrirme al mundo entero, de hacer conocer este amor universal, con el cual Dios nos ama. Y entonces entré en los misioneros combonianos, pues ellos tienen este carisma universal, de salir de sí mismo, de su tierra, de su lugar para hacer conocer a Dios. No sólo para los míos, sino para todos, y de manera particular para los más necesitados y abandonados, para las personas que en el mundo necesitan sentirse amados por Dios. Que las personas sientan el deseo de ser consolados y se encontraran eso en el amor de Dios es lo que más me empujó a mí a ser misionero.”.
También nos vista Montserrat García, misionera comboniana natural de Valladolid. Con una vivencia de misión de 22 años en México, nos muestra cómo a pesar de las dificultades se puede ver el paso de Dios en su vida. “Yo he visto milagros de cómo cambia la familia, como la mujer recobra su dignidad, porque allí ella está muy escachada por la pobreza, por el machismo, por toda la realidad de violencia que sufre. Cuando ella recobra su dignidad ella ayuda también al hombre, al marido a recuperar la suya propia. Es entonces cuando ayudan a salir del alcoholismo, del machismo, salir de la drogadicción. Ves como se va regenerando la familia. Ves como la evangelización y el desarrollo humano va de la mano en los países más pobres. Soy maestra y he visto ese avance en la enseñanza de las mujeres y es bonito ver como los pueblos van recuperando su dignidad y luego también se van convirtiendo en misioneros.”.
Junto a ellos ha venido Ivanildo de Sousa Cuaresma, natural de Brasil. Es misionero javeriano que viene a la isla muy contento por ser la tierra del Padre Anchieta, al cual siente mucha devoción y agradecimiento por su labor misionera en su país. “Nosotros, los brasileños, tenemos una gran estima, cariño y admiración por el trabajo de San José de Anchieta. Yo hoy me siento contento porque vengo a la tierra de este santo y aprovecho para agradecer por su coraje y testimonio de ir a Brasil y anunciar el evangelio. Su misión hizo que yo pueda venir hoy y demostrar que su trabajo no ha sido en vano.”.
Esto es solo una pequeña parte de lo que podremos compartir con estos misioneros que nos visitan. Les invitamos a seguir rezando por las misiones y a si tenemos la oportunidad, escuchar a estos valientes. Su testimonio no deja indiferente y nos abren a un horizonte apasionante y llenos de signos de Dios.