"La Iglesia es Cristo mismo que sigue predicando y enseñando, acogiendo a todos, perdonando los pecados, salvando y santificando. Es, como escribiera san Ireneo de Lyon en los finales del siglo II, la escalera de nuestra ascensión hacia Dios. Es el puente que salva la lejanía y la distancia entre el Cristo celestial, único mediador y salvador, y la humanidad peregrina. Siguiendo a san Cipriano de Cartago, es la madre que nos ha engendrado y que nos permite tener a Dios por Padre. Al sentirla como madre, la sentimos también como nuestra propia familia, como el hogar cálido que nos acoge y acompaña, la mesa familiar en la que restauramos las fuerzas desgastadas y el manantial de agua purísima que nos purifica y nos renueva".
Extracto de la Carta Pastoral de + Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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