Salmo 125, 1-6
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: El Señor ha estado grande con ellos. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Que el Señor cambien nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas.
- Recuerda en tu vida alguna situación difícil que te costaba afrontar, incluso el corazón se te llenaba de lágrimas, y después de rezar o ponerte en las manos de Dios experimentaste alivio, confianza, fortaleza.
- Da gracias, con este salmo, poniendo nombre a tus experiencias.
- Pide al Señor que cambie la suerte de violencia, en la que a veces está envuelto el mundo, y que podamos escuchar en el corazón la Paz que Jesús nos da.
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