
Salmo 26, 1-14
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Acoge en tu corazón a Jesucristo; que él disipe tus temores.
- Busca apasionadamente a Dios.
- Confía en el Señor, pase lo que pase en tu vida. Él es la luz de tus ojos y la dicha de tu corazón.
Salmo 102, 1-10
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
* Bendice al Señor, que susurra en tu oído palabras de amor, pone en ti proyectos nuevos, y sueña contigo un mundo más humano.
* Contempla a María y a la Iglesia, colmadas de la gracia, en actitud de espera.
* Recuerda lo que el Señor ha hecho contigo; es la mejor manera de que te inunden la compasión y la ternura.
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