Salmo 18, 2-5
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
- Ábrete a la Luz que el Señor te regala en este día.
- Descubre la Presencia de Dios en lo que te rodea.
- Mira con atención las pequeñas señales de amor en los acontecimientos que hoy te toque vivir.
Salmo 33, 2-23
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen
y se alegren.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
El lo escucha
y lo salva de sus angustias.
Pero el señor se enfrenta con los malhechores
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos;
- Los ojos del Señor te están mirando. “Mira que te mira”.
- Los oídos del Señor escuchan tus gritos. Háblale con el corazón.
- Sigue el consejo del salmista. “Contempladlo y quedaréis radiantes”
- Siéntate con otros y comparte con ellos tu experiencia de Dios. Estarás formando un grupo de oración, un espacio habitado por la Santísima Trinidad.
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