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martes, 20 de marzo de 2018

La Palabra de Dios no puede ser animada más que por el aliento de Dios que es el Espíritu Santo”



En la tercera predicación de Cuaresma ofrecida a la Curia el 4 de marzo de 2016, el sacerdote se refería al Espíritu Santo como “principal agente de la Evangelización”. En esa ocasión, dijo que si “la voz” es el aliento con el que se transmite la palabra humana, “la Palabra de Dios no puede ser animada más que por el aliento de Dios que es el Espíritu Santo”.
Cantalamessa distinguía evangelización de predicación y afirmaba que la primera no se realiza “solamente con las palabras, sino primero con las obras y la vida” y ponía como ejemplo al beato Nicolás de Gesturi, un capuchino, que lejos de ser un gran predicador, era un hermano conocido como “fray silencio”.
Para obtener el Espíritu Santo en vista a la evangelización, el capuchino proponía seguir el modelo de Jesús, que con su oración “rasgó el cielo e hizo descender al Espíritu Santo”. Y además de la oración, mencionaba otro medio igualmente importante: “la rectitud de intención”. Sólo el amor a Jesús y a los hermanos deberían ser las razones de la evangelización. El padre Cantalamessa insistía: “Si no nos esforzamos en amar a las personas que tenemos delante, las palabras se transforman fácilmente en piedras en las manos que hieren y de las que nos refugiamos, como nos protegemos de una tormenta de granizo”.

Ponencia misionera del padre Cantalamessa.

Fuente: OMP. 

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