Cáritas Española sigue apostando por un modelo de economía solidaria que, un año más, demuestra que es posible ofrecer un futuro digno a través del empleo de inserción a las personas más desfavorecidas.
La prueba de que se trata de un itinerario de éxito queda patente, un año más, en los datos aportados por el Informe de Economía Solidaria 2017 presentado hoy en Madrid, donde se da cuenta de la actividad desarrollada en el último año por las 70 Cáritas Diocesanas de España en este ámbito. Se trata de un trabajo intenso que ha conseguido que 14.941 personas hayan accedido al mercado laboral a través de los programas de empleo de Cáritas. Esta cifra supone el 21 por ciento de las 70.851 personas que han participado en esos programas en todo el país.
El informe, que se publica bajo el título “Economía y Personas. Cambiando el foco cambiamos los resultados”, se ha presentado hoy en una rueda de prensa celebrada en la sede de Cáritas Española y en la que han intervenido Francisco Lorenzo, director de Acción Social; Paco Cristóbal, director de Comunicación, Sensibilización e Incidencia; e Ivón Martiza Henao, una mujer que ha pasado de encontrar empleo de la mano de Cáritas Gerona a liderar la puesta en marcha de la Cooperativa Avancem de servicios domiciliarios, que ella misma preside.
La publicación de Informe “Economía y Personas” va acompañado por un vídeo de 2 minutos de duración, donde se recogen experiencias personales de algunos de los usuarios de las iniciativas de economía solidaria impulsadas por Cáritas.
Participantes y perfiles
Según los datos presentados, tanto el número de participantes en los programas e itinerarios de empleo de Cáritas en 2017 como las personas que han conseguido un puesto de trabajo mantienen la misma tendencia de años anteriores. Lo mismo cabe decir de los 3.275 voluntarios y los 1.003 contratados que están detrás del funcionamiento de los programas de empleo.
El perfil mayoritario de las personas que han participado en algunas de los cuatro procesos de inserción laboral de Cáritas –servicios de acogida y orientación para el empleo, actividades de formación, intermediación laboral y acciones de autoempleo— son en su mayoría españolas (51%, ante el 49% de extranjeros), mujeres (64%) y mayores de 45 años (el 34%. De entre 36 y 45 años son el 29%; de 25 a 35 años el 25%; y de entre 16 y 24 años el 12%).
En cuanto a su nivel formativo, la mayoría, el 44%, tienen formación básica, el 25% estudios secundarios, el 16% son bachilleres y el 7% universitarios.
75 millones de euros de actividad económica
En volumen de recursos, el importe total de la actividad económica desarrollada por Cáritas Española en actividades de empleo y de economía solidaria el último año asciende a 75.874.830 euros.
De estos, 36.951.556 euros corresponden a los recursos destinados por todas las Cáritas Diocesanas a sus programas de empleo y 38.923.274 euros a la facturación de las tiendas de comercio justo y las entidades de economía social. Este reparto demuestra el carácter circular del modelo de economía solidaria, al revertir en recursos generados los recursos invertidos.
La red que forman en la actualidad Cáritas y las 57 entidades de economía social existentes en todo el país se consolida de año en año, si se tiene en cuenta que en 2013 eran únicamente 37. En 2017, esta red, que desarrolla su actividad en 99 líneas de negocio en diferentes sectores productivos, sostuvo 1.531 puestos de trabajo, 671 de ellos empleos de inserción reservados para personas en situación de exclusión.
Los fondos destinados por la Confederación Cáritas han sido aportados tanto por donantes privados, como por las distintas Administraciones públicas y el Programa Operativo de Inclusión Social y Economía Social (POISES) 2014-2020 del Fondo Social Europeo.
Finanzas éticas
El informe “Economía y Personas” detalla también la opción de Cáritas por las finanzas éticas, en coherencia con las “Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero” presentadas el pasado 18 de mayo en el Vaticano por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.
En la actualidad hay 43 Cáritas Diocesanas en toda España que tienen relación con alguna banca ética, que es un instrumento financiero al servicio de la transformación social mediante la financiación de proyectos de economía social y solidaria.
En esta relación, las Cáritas Diocesanas cuentan ya con un importe activo total de 2.936.477€ y un importe pasivo de 1.959.617€.
Una recuperación económica que no llega a todos
La actividad realizada por la Confederación Cáritas en empleo y economía solidaria se lleva a cabo en un contexto de recuperación económica que, como explicó Francisco Lorenzo, “a la luz de la experiencia diaria de Cáritas con las personas que acompañamos, debe ser matizado por cuatro motivos principales, como son que la recuperación no está llegando a todas las familias, la desigualdad se está enquistando en nuestra sociedad, la puerta del empleo sigue cerrada para muchas personas y el mercado laboral no asegura unas condiciones de vida dignas”.
Junto a ello, se detectan “ciertas debilidades en nuestro proceso de recuperación económica, ya que no se están resolviendo déficits estructurales, como la persistencia de elevados niveles de privación material, de exclusión social y de pobreza relativa, que ya estaban presentes en 2008, como ya entonces alertaron FOESSA y Cáritas”.
En esta realidad social en la que siguen presentes importantes problemas de exclusión, “nuestra apuesta –señaló el director de Desarrollo Social de Cáritas— es generar empleo y riqueza, pero sin olvidarnos de que son las personas y su dignidad, y las comunidades, la referencia de nuestro trabajo”. Por eso, añadió, “en Cáritas apostamos por otra forma de hacer economía: la economía solidaria, en la que la persona y su dignidad, y en la que las comunidades se encuentran en el centro”.
Impulsar una nueva mirada de la economía
En palabras de Paco Cristóbal, “las iniciativas de economía social son el mejor testimonio de que es posible realizar una actividad económica sostenible, con principios de solidaridad y justicia, procurando el bienestar y el desarrollo de las personas y planteando el beneficio económico como un medio al servicio del objetivo principal: la inserción socio laboral de personas excluidas. Es decir, rentabilidad económica al servicio de la rentabilidad social”.
“Necesitamos –afirmó— más personas, más organizaciones, más empresas y más administraciones públicas con las que entrar en diálogo para transformar la sociedad y modificar su mirada sobre la realidad de la pobreza y de las personas que la sufren”.
Experiencias de éxito con nombre propio
Esta capacidad para empoderar a las personas en situación de dificultad social a través del acceso al empleo tiene nombres propios, como el de Ivón Martiza Henao, una colombiana que llego a España en 2004 y que participó en los proyectos de empleo y orientación laboral de Cáritas Girona.
Tras encontrar trabajo con el apoyo de Cáritas, en 2009 dio el salto como emprendedora y puso en marcha la Cooperativa Avancem, centrada en servicios de limpieza doméstica e industrial, cuidado de personas mayores y de niños, y formación en temas del sector.
Con este testimonio se ha dado visibilidad a la capacidad de los procesos de inclusión social de Cáritas para empoderar a las personas, convertirlas de nuevo en protagonistas de su propia vida y, como es el caso de Ivón, convertirse en agente activo del modelo circular de la economía solidaria como líder de nuevas iniciativas de empleo generadoras de oportunidades para terceros