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martes, 29 de mayo de 2018

¿Qué es la Acción Católica General?

Fuente: Acción Católica General.


En el verano de 2009 comienza su nueva andadura la Acción Católica General. Nace con vocación de ayudar en la misión de anunciar a Jesucristo a todas las personas, de colaborar en la maduración de la fe cristiana de aquellos que dan sus primeros pasos en la Iglesia, de establecer en todas las parroquias una propuesta estable de apostolado asociado para que la acción evangelizadora de los laicos sea más eficaz y se realice en un clima de comunión y celo apostólico. Una propuesta para todos los cristianos de nuestras comunidades parroquiales, para los laicos habituales de nues-tras parroquias y diócesis. En este sentido, la Acción Católica General está llamada a ser una herramienta básica que cohesione al laicado de las Iglesias locales. Por tanto, si responde a su genuina vocación, debe hacerse presente de manera natural en las parroquias.
El libro de ruta es el Proyecto que aquí se presenta. Un proceso que permite recorrer el ca-mino de la fe, sin interrupciones, desde la infancia hasta la edad adulta. Engloba a niños, jóvenes y adultos en corresponsabilidad, formándolos y enviándolos a ser apóstoles en el mundo de hoy. Una nueva configuración que ofrece la posibilidad de trabajar pastoralmente la realidad familiar de manera natural. Una asociación con fuerza misionera y sentido eclesial, que mira al futuro con esperanza y con la alegría del que se siente acompañado por Jesucristo.
Este Proyecto tiene como cimientos las cuatro Notas del Concilio Vaticano II para la Acción Católica reflejadas en el Decreto para el apostolado de los laicos, Apostolicam Actuositatem, concrétamente en el número 20:

Primera Nota: (fin apostólico)

«El fin inmediato de estas organizaciones es el fin apostólico de la Iglesia, es decir, la evangeliza-ción y santificación de los hombres y la formación cristiana de sus conciencias de tal manera que puedan imbuir del espíritu del Evangelio las diversas comunidades y los diversos ambientes.»

Esta nota destaca la eclesialidad de la Acción Católica. Sin esta referencia a la Iglesia, manifiesta y vivida, no existe la Acción Católica. Nace de la Iglesia, no tiene fin propio, sino que hace suyo el triple objetivo de la Iglesia: evangelizar, santificar y formar cristianos para llevar el Evangelio a todas las personas.

Segunda Nota: (dirección seglar)

«Los laicos, cooperando, según el modo que les es propio, con la jerarquía, aportan su experiencia y asumen responsabilidad en la dirección de estas organizaciones, en el examen diligente de las condiciones en que ha de ejercerse la acción pastoral de la Iglesia y en la elaboración y desarrollo del método de acción.»

Esta segunda nota define la Acción Católica como un espacio idóneo de promoción del protagonismo laical en la misión de la Iglesia, “pasando de considerarlos colaboradores del clero a reconocerlos realmente como corresponsables del ser y actuar de la Iglesia” (Mensaje del Papa Benedicto XVI a la asamblea de la diócesis de Roma, 20 de julio de 2009).

Tercera Nota: (organización)
«Los laicos trabajan unidos a la manera de un cuerpo orgánico de forma que se manifieste mejor la comunidad de la Iglesia y resulte más eficaz el apostolado.»

Es una apuesta por lo comunitario y lo asociativo. Una invitación a vivir, de forma asociada, la comunión eclesial en el marco concreto de la Iglesia local.

Cuarta Nota: (vinculación con la jerarquía)
«Los laicos, o bien ofreciéndose, o bien invitados a la acción y directa cooperación con el aposto-lado jerárquico, actúan bajo la dirección de la misma jerarquía, que puede sancionar esta cooperación incluso por un mandato explícito.»

Esta nota nos habla de cooperación entre laicos y pastores. Cooperar indica un trayecto. No es algo puntual. Crea un estilo, un hábito. Cooperar es una forma estable de trabajar, supone un proyecto común asumido. Es contacto habitual y fraternal. Es cercanía, es ir en la misma dirección. Desde la humildad, porque otros son necesarios, y porque cooperamos pobremente con el Señor, que es el arquitecto y la Piedra Angular, nosotros modestos albañiles.

Al hilo de estas notas, en la exhortación apostólica Christifideles laici número 31, San Juan Pablo II cita explícitamente a la Acción Católica como una asociación en la cual “los laicos se asocian libremente de modo orgánico y estable, bajo el impulso del Espíritu Santo, en comunión con el obispo y con los sacerdotes, para poder servir, con fidelidad y laboriosidad, según el modo que es propio a su vocación y con un método particular, al incremento de toda la comunidad cristiana, a los proyectos pastorales y a la animación evangélica de todos los ámbitos de la vida”.
Y los obispos españoles han reflejado la misión concreta de la Acción Católica en el documento “Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo”:
“Dentro de este contexto la «Christifideles laici» sólo cita de forma explícita la «Acción Católica». Esta particular referencia concreta no debe extrañar, ya que la Acción Católica, de acuerdo con la doctrina de las cuatro notas, no es una asociación más, sino que en sus diversas realizaciones –aunque pueda ser sin estas siglas concretas– tiene la vocación de manifestar la forma habitual apostólica de los «laicos de la diócesis», como organismo que articula a los laicos de forma estable y asociada en el dinamismo de la pastoral diocesana. Con razón Pablo VI inicialmente y última-mente y con frecuencia Juan Pablo II han calificado la AC como «una singular forma de ministe-rialidad eclesial»”. (CLIM 95)
Encargando a la Acción Católica que participe en la tarea de:
  • impulsar una nueva evangelización, fin global de la Iglesia;
  • animar la vocación y la misión de los laicos en general;
  • estimular y acompañar la inserción y el compromiso de los laicos en la sociedad civil en coherencia con la fe;
  • ofrecer medios de formación que desarrollen las implicaciones socio-políticas de la fe siguiendo las orientaciones de las enseñanzas sociales del magisterio;
  • alentar el dinamismo misionero de nuestras parroquias. (CLIM 125)

En este mismo documento, los obispos españoles instaron a la reconstrucción de la Acción Católica General (cf. CLIM 124-126) al servicio de la pastoral parroquial, para colaborar en:
  1. Impulsar un laicado maduro, evangelizador, consciente y que cultive una espiritualidad apostólica centrada en Cristo.
  2. Impulsar la evangelización de los ámbitos en que está inmersa la parroquia.
  3. Contribuir a la unidad de la comunidad parroquial en la misión y a la corresponsabilidad de todos sus miembros.
  4. Facilitar la cohesión de la pastoral diocesana, viviendo como propios los Planes Pastora-les y los programas de las distintas delegaciones de la diócesis.

Por tanto, la Acción Católica General es una asociación laical creada por la propia Iglesia para la evangelización de las personas y de las realidades en las que está inmersa la parroquia. Todo ello en estrecha vinculación con el Obispo, en cada Iglesia particular y, con la Iglesia en España, a través de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española. Está com-puesta por laicos de las parroquias, de todas las edades (infancia, jóvenes y adultos), que tratan de poner a Cristo como centro de sus vidas, en clave misionera, cultivando la fe a través de procesos formativos continuados, y que se organizan para evangelizar y desarrollar los planes pastorales de las diócesis. Una asociación que trata de ser escuela de santidad, que impulsa a los seglares a ser fermento dentro de la sociedad, y que se preocupa por el desarrollo integral de los más necesitados.

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