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domingo, 6 de mayo de 2018

«Un laicado que no es activo no atrae a nadie a la Iglesia»

FRANCISCO 3

FUENTE: ARCHIDIÓCESIS DE BURGOS. 


Francisco Martínez Mijangos nació en 1972 en Burgos y ha vivido en la capital toda su vida, vinculado a las parroquias de San Pedro y San Felices, San Martín de Porres y La Inmaculada. Casado y con dos hijos, actualmente ejerce su profesión de ingeniero. Es miembro de Promoción Solidaria, una organización que se ocupa del desarrollo de cristianos comprometidos. También pertenece al actual equipo de Apostolado Seglar. Además ha llevado a cabo actividades con jóvenes como monitor y responsable de grupo.

Cuando habla de las raíces de su fe, Francisco se remonta a las actividades del grupo Postguay que se desarrollaban en San Martín de Porres y que estaba formado por un grupo de jóvenes de 17 y 18 años en los años 80. «Creo que es el momento más importante en el fortalecimiento de mi fe, allí viví mi fe vinculada a la realidad, porque hablábamos de todos los temas del momento con libertad y con sentido crítico». Explica que además, entraron en contacto con gente del Movimiento Cultural Cristiano y fue muy enriquecedor para despertar en el compromiso y la responsabilidad de ser laico dentro de la Iglesia. «Hasta entonces mi fe era primaria, la recibida de la familia y de la parroquia, pero desde ese momento mi fe cambió también mi manera de plantear la vida».

Un laicado activo

Y es que a Francisco le gusta el «cristianismo de acción», aunque eso no quiere decir «que no haya oración, pero el laico está por encima de todo llamado a actuar, es lo que la Iglesia nos reclama y no solo ahora, sino que lo ha hecho siempre». Una tarea que no es sencilla, pues Francisco considera que el laico no ha sido un ejemplo de acción, «hemos sido laicos de sacristía, de acompañamiento al sacerdote, pero sin atrevernos salir fuera y no hemos estado a la altura del protagonismo que la Iglesia nos ha querido dar, porque el laico tiene la responsabilidad en la organización de la economía, la política, la sociedad y es ahí donde tenemos que centrar nuestro esfuerzo y nuestra lucha por el Reino de Dios». En esta línea, Francisco explica que el perfil del laico que él conoce tiene más inclinación por los movimientos espirituales, «pero tiene auténtico pánico a la acción y también me parece que muchos sacerdotes no se han implicado en la tarea de animar al laico a la acción y sembrar la inquietud necesaria para conseguirlo. Por eso el laicado no ha avanzado nada en España en los últimos años, sino que ha sido al revés, ha ido a menos. Porque es muy fácil estar siempre bajo la tutela de los sacerdotes y no asumir nuestra responsabilidad, debemos reconocer que los culpables somos en gran medida nosotros mismos, los laicos, por no haber sabido estar a la altura». Francisco añade que «un laicado que no es activo no es tampoco testimonial, y sin testimonio de vida no atraemos a nadie a la Iglesia, eso nos está ocurriendo ahora».

Para abordar este tema, Francisco invita a todos los laicos de la diócesis a participar en el encuentro que tendrá lugar el próximo 19 de mayo en el Seminario de San José. Se tratará de una jornada convivencia en la  que se podrán escuchar diversos testimonios de gente comprometida, para terminar con una vigilia de Pentecostés.

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