Los jóvenes son las primeras víctimas de las drogas. Las nuevas generaciones a menudo viven de un modo “virtual”, en el que se les ofrece una amplia gama de posibilidades para alcanzar la felicidad efímera, que con el tiempo se convierte en veneno, que corroe, corrompe y mata”. Son algunas de las palabras que se leen en el mensaje que ha escrito el Prefecto del Departamento para el Servicio Integral de Desarrollo Humano, el cardenal Peter Turkson, con motivo del Día Internacional contra el abuso y el tráfico ilícito de drogas.
Datos escalofriantes del Informe Mundial sobre Drogas de 2017
El cardenal Turkson también ha informado de algunos de los datos que se leen en el Informe Mundial sobre Drogas de 2017, proporcionado por la UNODC, (Oficina de las Naciones Unidas contra las drogas y el Delito). Datos escalofriantes en los que se comunica que “en 2015, alrededor de 250 millones de personas en el mundo han consumido drogas” y, de ellas, “29,5 millones padecen trastornos causados por su consumo”. Y en particular, entre los 12 millones de personas que usan drogas inyectables, “más de la mitad (6,1 millones) se ven afectados por la hepatitis C”, mientras que “1,3 millones viven ya sea con la hepatitis C que con el virus VIH / SIDA”.
Drogas: espiral de sufrimiento y alienación
Un drama que “amenaza la dignidad y la libertad de acción de cada persona y rompe progresivamente la imagen que el Creador ha plasmado en nosotros” asegura Turkson en su mensaje, puntualizando que “existen numerosos daños causados por el uso y abuso de drogas” no solo para la “salud” sino también “para el desarrollo, la paz y la seguridad” en todas las regiones del mundo.
Mensaje en el que también ha expresado que las drogas “son una herida infestada en nuestra sociedad” que atrapa a muchas personas “en una espiral de sufrimiento y alienación”. Los factores que impulsan a su dependencia son una larga lista – ha explicado – siendo los más comunes: la exclusión social, la ausencia de la familia y la presión social, sin olvidarse de la propaganda de los traficantes o el deseo de vivir nuevas experiencias.
Atajar el problema de las drogas con solidaridad, educación y confiando en Dios
Y frente a este mal, el Cardenal Turkson señala como importante, en primer lugar: promover una cultura de solidaridad y subsidiariedad orientada al bien común. Es decir, una cultura “que se opone al egoísmo y a la lógica utilitaria y económica”, pero que está inclinada “hacia el otro”. También exhorta a “proponer a nuestros jóvenes programas educativos incisivos y concretos”; programas – puntualiza – “que eduquen sus corazones a la alegría de la profundidad” y no de la “superficialidad”. Aunque, si bien es cierto, la prevención es el camino “prioritario” dice Turkson, igualmente es importante “trabajar para la rehabilitación de las víctimas de las drogas” para devolverles “la verdadera alegría de la vida”.
Por último, el Prefecto pide “confiar en Dios”, pues “siempre hay un espacio en el que la buena semilla puede crecer”, incluso si la vida de una persona es un terreno lleno de espinas y malas hierbas. “Nunca debemos olvidar que incluso si la vida de una persona ha sido un desastre, si es destruida por vicios, drogas o cualquier otra cosa, Dios está en su vida”, finaliza.
(Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano, vaticannews.va)
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