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sábado, 9 de junio de 2018

Presentación de la Memoria Pastoral Parroquial Ntra. Sra. de Guadalupe 2017- 2018.




2 Timoteo 1- 18.


2 Timoteo 1 
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios para anunciar la Promesa de vida que está en Cristo Jesús, 
2 a Timoteo, hijo querido. Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús Señor nuestro.
3 Doy gracias a Dios, a quien, como mis antepasados, rindo culto con una conciencia pura, cuando continuamente, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones. 
4 Tengo vivos deseos de verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de alegría. 
5 Pues evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti. 
6 Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 
7 Porque no nos dió el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza.
8 No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; sino, al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios, 

9 que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa, no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia que nos dio desde toda la eternidad en Cristo Jesús, 
10 y que se ha manifestado ahora con la Manifestación de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio 
11 para cuyo servicio he sido yo constituido heraldo, apóstol y maestro. 
12 Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel Día. 
13 Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí en la fe y en la caridad de Cristo Jesús
14 Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros. 
15 Ya sabes tú que todos los de Asia me han abandonado, y entre ellos Figelo y Hermógenes. 
16 Que el Señor conceda misericordia a la familia de Onesíforo, pues me alivió muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, 
17 sino que, en cuanto llegó a Roma, me buscó solícitamente y me encontró. 
18 Concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor aquel Día. Además, cuántos buenos servicios me prestó en Éfeso, tú lo sabes mejor.  
Palabra de Dios. 

Queridos feligreses y hermanos todos que os acercáis a leer esta Memoria Pastoral Parroquial del curso 2017- 2018:
 He preferido escoger este texto  2ª Timoteo 1- 18, de entre dos más que han sido referentes para mí a lo largo de  este curso.  La segunda carta a Timoteo,  ha sido llamada el "testamento espiritual" de Pablo. El Apóstol la envió desde Roma, donde se encontraba prisionero por segunda vez, poco antes de su martirio. En ella dirige a Timoteo, "su hijo muy querido" (1. 2), algunas exhortaciones de carácter general (2. 11-21; 3. 1-9) y vuelve a insistir sobre la necesidad de conservar intacta la verdadera doctrina (4. 1-5). Pero el tono de esta Carta es más íntimo y confidencial, con recuerdos del pasado y noticias personales (1. 5-6; 3. 10-11, 14-15). De manera conmovedora, Pablo se despide de su discípulo y se prepara para el encuentro con el Señor. 
Hemos finalizado un curso muy breve pero muy intenso. Cuando detenemos la mirada en todo lo que con la ayuda de Dios y juntos hemos realizado, nos damos cuenta que es Dios y no nosotros quien lleva adelante la pastoral. Y que se puede haber ejecutado más acciones pastorales, si no estuviéramos más detenidos en las miserias que tenemos y nos hubiéramos preocupado más en la apremiante llamada que Dios ha depositado en nosotros: La santidad.  Ella es el verdadero rostro de una parroquia y por ella nos sentimos movidos en nuestro interior a ser una parroquia en constante movimiento y en salida misionera. Pero como sabéis, porque en más una homilía, lo he indicado, -no hay verdadera Misión si no empezamos por tener una verdadera y arraigada espiritualidad y un cambio de mentalidad-. Esto lleva a que cada uno de nosotros debemos discernir el propio camino, y sacar a la luz lo mejor que tenemos en nuestro interior para ponerlo en manos del Dios que nos ha llamado a formar parte de su pueblo: La Iglesia, representada en esta Comunidad Parroquial. Y a la vez, nos ha llamado a ser sus Testigos anunciando con palabras y obras el Evangelio a toda criatura de dentro de la parroquia y de fuera de ella.
Todos estamos llamados a ser santos, y a tratar a los demás como hermanos y no como contrarios, como enemigos o como obstáculos. El verdadero santo se distingue por su mansedumbre, por su cercanía a las personas que lo están pasando mal, por su paciencia con los defectos de los demás, y sobretodo por su discreción , prudencia y lealtad. Nuestra parroquia está formada, aunque muchos crean que no, por pecadores. Pecadores que no se van a convertir, que no van a ser santos, únicamente por venir a Misa o por dedicar el tiempo a unas novenas o prácticas religiosas que consideran fundamental, y si no las hacen piensan que ya son católicos o que Dios les castiga.  Y se les olvida que crecer en la santidad es vivir intensamente la caridad.  San Juan de La Cruz, indicó una vez a uno de sus discípulos: "estás viviendo con otros para que te labren y ejerciten". 
¿De qué vale tanta Misa, tanto rosario, tantos primeros viernes de mes, o tanto primer sábado, si hay en tu vida hacia los demás existe odio, asco, envidia... en tu interior?. Así no eres feliz y lo sabes. ¿De qué valen estas acciones pastorales específicas si estás criticando cada día en la parroquia a tu hermano o trayendo chismes de otro lado?. ¿Te olvidas que en esa persona está Cristo el mismo que con tanta piedad comulgas?. Nuestro Obispo Bernardo, en la homilía realizada en la celebración del Corpus Christi 2018 en la Villa de La Orotava dijo: "Sería una contradicción, y hasta sacrilegio, recibirle y honrarle en el Santísimo Sacramento y despreciarle en los pobres y en los hermanos.
Queridos feligreses que no se nos olvide que la Vida es la Misión. ahí está el gran desafío, vivir intensamente nuestra entrega de tal manera que los esfuerzos por el Evangelio tengan sentido y nos identifiquen con Cristo, es decir, nos haga ser más de Él, más santos, y preparados incluso para todo tipo de sufrimiento o de persecución. Seamos todos pobres de corazón y que en él no haya más que una caridad pastoral fuertemente arraigada que nos lleve siempre a la entrega, a mirar hacia Dios, a huir del aislamiento, de la indiferencia, del relativismo y de la pasividad. La pastoral de los pequeños detalles, es lo que atrae o aleja de Dios. Esa mala cara que le pusiste a una persona, esa mala respuesta por ser impulsiva a un padre en la catequesis, ese mal genio que te recorre el cuerpo y sueltas a una anciana que viene a apuntar una Misa en la sacristía,  esa envidia, las continuas quejas, o el hacer ver que los otros son los culpables de que tú seas infeliz, tan sólo provoca en tí desazón, pesimismo estéril, apatía y que vivas en las tinieblas. Todo lo contrario a lo que Cristo quiere para todos nosotros. Que sigamos la luz, la santidad. Sin embargo, cuando por el contrario, somos pacientes, acogedores, la gente empieza a notar algo novedoso, que no encuentra en otro lugar, y eso le contagia y libremente se adhiere a seguir a Cristo. A ese Cristo que contigo y conmigo ha sido capaz de irnos sacando de muchas de esas tinieblas y acercándonos cuando le dejamos a la luz. Del pecado a la santidad. Estoy convencido que la mayor tristeza de hoy es no ser Santo, no ser feliz. Y para ser feliz, lo primero que debemos hacer es crecer como personas y como creyentes. Y la mayor pobreza de esta sociedad es vivir considerando todo lo demás como una riqueza y a Cristo como una basura. 
Cuidemos la pastoral de los pequeños detalles. Esos que Jesucristo le dedicó tanto tiempo y que vemos recogidos en el Evangelio: 
  • El pequeño detalle de que se acababa el vino en las bodas de Caná y escuchó la petición de la Virgen María. 
  • El pequeño detalle de que le faltaba una oveja y fue rápido en su búsqueda sin tener miedo a las dificultades. 
  • El pequeño detalle de la viuda que le ofreció sus dos monedas, lo único que tenía. Generosa cien por cien. 
  • El pequeño detalle de tener las lámparas siempre encendidas y con aceite de repuesto para cuando venga el novio. 
  • Etc. 

El Santo Padre Francisco nos ha regalado la exhortación apostólica "Gaudete et Exsultate" que se traduce: "Alegraos y regocijaos", sobre el llamado a la santidad actual, en el que explica cómo todos pueden ser santos en su vida concreta.Es la forma de darnos y dar lo que somos a los otros, alegrarnos con nuestro trabajo, gritar “a los cuatro vientos” la alegría de ser hijos de Dios.



No habla de novenas y prácticas piadosas para ser santos. Habla de ser honestos, amar al hermano hasta que duela, supone ser sinceros, generosos, no meterse en la vida de los otros a juzgar o a chismorrear, ser prudentes, capaces de eliminar el YO y poner el NOSOTROS, para trabajar en grupo y crecer como una familia.

En el capítulo cuarto de dicho documento pontificio, nos muestra una serie de notas de la santidad en el mundo actual que debemos tener muy en cuenta y practicar: 
  • Aguante, paciencia y mansedumbre.
  • Alegría y sentido del humor.
  • Audacia y fervor.
  • En Comunidad.
  • En oración constante. 
En todas y cada una de estas notas insiste el Papa Francisco que hace falta estar atentos y luchar contra nuestras inclinaciones agresivas y egocéntricas, no perder energías en lamentar lo errores ajenos, gozar del bien de los otros, estar más pendiente a escuchar y aprender que en enseñar, estar dispuesto a sufrir humillaciones, porque la santidad que Dios regala a su Iglesia viene por la humillaciones. No caer en la tentación de buscar la seguridad interior en los placeres vacíos, en las posesiones, en el éxito, en la imagen social. La santidad es parresía. El Papa Pablo VI dijo que: "entre los obstáculos de la evangelización está la falta de parresía. La falta de fervor, tanto más grave cuando viene de dentro"

Querida feligresía no te avergüences de tu fe y no tengas miedo a las humillaciones o persecuciones por las que tengas que pasar para anunciar a Cristo con las obras y con las palabras. ¡Anunciemos a Cristo! en la Parroquia y en el hogar. En el Colegio, en el Instituto , en los comercios, etc.  Darlo a conocer en la parroquia y ocultarlo en tu casa, en tu colegio, en tu... por miedo a lo que te digan o hagan, es precisamente, ausencia de parresía, de entusiasmo, de fervor y de  primerear. ¡Dios no tiene miedo!. ¡Muestra Cristo en tus obras!.  No nos dió el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza. Saquémoslo a la luz y No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; sino, al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios, que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa, no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia que nos dio desde toda la eternidad en Cristo Jesús.

¡Adelante que vale la pena!

Gabriel Benítez Pérez.
Cura-Párroco. 

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