Ante la vida, Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, es de las personas que miran la realidad con optimismo. En su caso, desde la óptica de la fe. Palmero de Breña Alta (1949), fue ordenado sacerdote por Luis Franco Cascón (1976), y realizó su labor pastoral cuando eran prelados de Tenerife Damián Iguacen Borau y el recordado Felipe Fernández García. Vicario general de la Diócesis, fue uno de los grandes impulsores del sínodo, que puso en misión a la Iglesia de Tenerife. En 4 de septiembre de 2005 fue ordenado obispo por el nuncio Manuel Monteiro de Castro. Durante su labor, se culminó las restauración de la Catedral de La Laguna -en 2014, tras doce años en obras- y la reconstrucción del Obispado, tras el incendio de 2006.
Ha sido testigo de las cuatro visitas de la Virgen de la Candelaria (1994, 1997, 2002 y 2009) y como obispo decretó la peregrinación excepcional con motivo del bicentenario de la Diócesis, en un momento que coincide con un relevo generacional.
Esta entrevista se realiza con cuestionario por la apretada agenda en la que está inmerso en la última semana: el lunes estuvo en El Hierro, el miércoles en La Gomera, el jueves en Tacoronte, en La Palma ya ayer, en La Gomera con motivo de las fiestas de la Virgen de Guadalupe. Frente a la situación de la sociedad actual, asegura que "cada día son más los que están de vuelva a lo sagrado".
"La presencia de la imagen de La Candelaria es una invitación a conocer mejor a la Virgen María como modelo de vida cristiana y por ella acercarnos más a Jesucristo para que se acreciente nuestra fe en Él". Obispo de la Diócesis de Tenerife.
Sigue adelante con la lectura de la entrevista que el Periódico El Día ha realizado a nuestro Obispo Diocesano:
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