En el acto estuvieron presentes el obispo, el párroco, la alcaldesa de Güímar, el presidente y la consejera de Patrimonio del Cabildo Insular, el concejal de Cultura y Patrimonio de Güímar y aquellos que han ostentado ese servicio público en el ayuntamiento, así como otros miembros de las diferentes instituciones.
La restauración de las pinturas murales interiores de la capilla de San Pedro Abajo, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría  de monumento en 2006, daba comienzo en 2017 de la mano de la restauradora güimarera Elisa Campos, requiriendo una intervención integral debido al estado deteriorado en el que se encontraban, principalmente, por los amontonamientos de tierra del entorno que han perjudicado su interior mediante la presencia de humedades graves.
En el acto de inauguración se recordó que en este 2018 se cumplen 254 años de la construcción de la Capilla Antigua de San Pedro Abajo.
CONTEXTO HISTÓRICO
Sería en el año 1765, cuando los vecinos de San Pedro Abajo, encabezados por un grupo de propietarios erigieron una capilla para que el santo pudiera ser velado y venerado en un lugar sagrado. Previamente habían pedido para ello permiso al obispo de la diócesis. Unos 30 años más tarde, hicieron lo propio los vecinos de San Pedro Arriba.
La Capilla Vieja de San Pedro Abajo es una construcción de planta casi cuadrada, de dimensiones reducidas, aproximadamente de 4 por 4 metros. Está construida con gruesos muros de mampostería, con cubierta a cuatro aguas de teja árabe, coronada por una sencilla cruz. Al exterior se abre mediante una importante portada que ocupa casi la totalidad de la fachada. La puerta es inmensa y su decoración se resuelve a base de una sucesión rítmica de balaustres. En realidad gran parte de la puerta es fija y sólo se abre un área más reducida.
Es evidente que el güimarero siempre ha tenido predilección por la pintura mural, que decora o decoraba la mayoría de los templos históricos del municipio. En la Capilla Vieja de San Pedro Abajo aparecen pinturas en las tres paredes que no ocupa la portada. En los dos paramentos laterales se representa un tema floral: sendas copas de aspecto clasicista, repletas de elementos vegetales, ramas y flores entre las que revolotean insectos. El conjunto presenta un aspecto neoclásico, los floreros están enmarcados por medallones entre columnas y cornisamientos. En la zona más alta se han situado óvalos en cuyo interior hay representaciones alusivas a la vida de San Pedro: gallo, redes, barca, cadenas.
Hay que recordar que, cuando los vecinos de San Pedro Abajo solicitaron permiso para edificar la Capilla, argumentaron que su utilidad sería para dar culto a San Pedro Apóstol, pero también a la Santa Cruz, de antiguo muy venerada en este barrio. Por lo tanto no es de extrañar que se haya pintado un dosel que debía custodiar una cruz antigua, que ya no existe, pero de la que quedan los herrajes que la sostenían a la pared. El dosel es diferente a los utilizados tradicionalmente en Canarias y presenta una forma de tienda, que recuerda a los pintados por Piero de la Francesca, por ejemplo en su Virgen del Parto. Como decimos, la factura de la pintura de esta pared del fondo, parece más antigua que el resto. Dos angelotes apartan los cortinajes de la tienda para dejar ver la cruz que debía ocupar ese lugar preeminente.