14. Hago una invitación urgente a un nuevo
diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una
conversación que nos una a todos, porque el
desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El
movimiento ecológico mundial ya ha recorrido
un largo y rico camino, y ha generado numerosas
agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concientización. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis
ambiental suelen ser frustrados no sólo por el
rechazo de los poderosos, sino también por la
falta de interés de los demás. Las actitudes que
obstruyen los caminos de solución, aun entre los
creyentes, van de la negación del problema a la
indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos
una solidaridad universal nueva. Como dijeron
los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño
causado por el abuso humano a la creación de
Dios». Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.
Fuente: CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI’ DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN.
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