Nos etiquetamos,
Señor
Tú sabes, Señor,
que cuando
nos conocemos mucho,
no esperamos novedad en la otra persona,
creemos saberlo todo de ella,
le damos pocas oportunidades de cambio,
le etiquetamos por comportamientos
anteriores…
y eso no es amar… eso no es ayudarle a ser.
Se preguntaban en tu pueblo si no eras
el hijo de José,
igual que nos extrañamos nosotros
cuando alguien cambia,
cuando una persona actúa distinto
a como acostumbra…
En cambio, para Ti, Dios Padre,
todos somos nuevos siempre,
no nos tienes «etiquetados»,
no tiras nunca la toalla,
porque nos sabes capaces
de grandes cosas.
Y es que en Ti nos volvemos grandes.
Contigo podemos hacer muchas cosas,
porque Tú nos renuevas, nos reconquistas,
nos haces como el barro nuevo,
un recipiente diferente,
amasándonos con cariño,
dándonos nuevas oportunidades.
Haz Señor que creamos en las personas,
que nos dejemos sorprender por ellas,
que apostemos por sus posibilidades,
que nunca perdamos la fe del todo,
que recordemos que todos
podemos mejorar,
que siempre se puede salir del bache,
que Tú rescatas a la oveja perdida
y la conviertes en tu preferida.
Danos un corazón como el tuyo,
que se sorprende con el hermano,
que le descubre lo mejor,
que cree y apuesta por él cada día
y a cada rato.
Enséñanos a amar como Tú, Jesús.
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