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miércoles, 27 de marzo de 2019

FAMILIA Y VOCACIÓN

Diócesis de Canarias.

Mientras que en el matrimonio el hombre y la mujer se eligen libremente y en la celebración son ministros de su matrimonio, a los demás miembros de la familia, ascendientes o descendientes, no se les puede elegir, sino sólo aceptar. Se elige como cónyuges, no como abuelos o suegros, como hijos o hermanos. La vida de familia es, pues, más una situación o condición que una vocación en sentido propio (aunque todo estado de vida tiene una vertiente vocacional en sentido lato, siempre que se haya llevado a cabo «en el Señor»). Detrás de toda existencia hay una «llamada», que se encuentra por distintas vías con la libertad de la persona. Desde esta perspectiva, la «llamada» a ser cónyuges tiene un nivel de libertad y, por tanto, de autenticidad mucho mayor que, por ejemplo, la «llamada» para ser hijos.
Desde este planteamiento se tratará sobre todo de iluminar -desde el trasfondo de los cambios culturales que se están produciendo— la relación entre la familia y las vocaciones en general y las de «especial» consagración en particular.
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