Es cierto que para realizar la labor que la Iglesia desarrolla en España son necesarios muchos recursos económicos. Sin embargo, la ayuda que se requiere no es solo económica; son miles de voluntarios los que realmente hacen posible que esa labor salga adelante, son miles de personas las que rezan a diario por su Iglesia, por su parroquia. Al final, somos como una familia, y en una familia cada uno colabora como puede, con lo que tiene, ya sea dinero, tiempo o una sonrisa que alegra y da fuerza a todos para seguir adelante en los momentos difíciles. Por eso, es importante cuestionarnos de vez en cuando: ¿qué estoy haciendo por mi Iglesia? Y pensar cómo podemos contribuir.
Te damos algunas ideas:
> Acércate a tu parroquia y pregunta por las necesidades que existen. Catequesis, grupos de apoyo a desfavorecidos, campamentos, ayuda administrativa en la parroquia, etc.
> Piensa cuáles son tus dones y cómo podrías compartirlos en la parroquia. Quizás te gusta enseñar y puedes dar catequesis, o te gusta la comunicación y puedes ayudar con la web de la parroquia…
Recuerda a tu Iglesia en tus oraciones. Puede que no tengas mucho tiempo, pero siempre hay un hueco para hablar con Dios y pedirle por tu Iglesia.
Fórmate si lo necesitas. Puede que seas tú el que quiera completar su formación cristiana o necesites apoyo en algún área de tu vida. Si tú estás bien podrás ayudar a los demás y compartir tu conocimiento.
Piensa si puedes realizar alguna donación periódica, por pequeña que sea, a tu parroquia. También en este sentido puedes investigar las necesidades de la parroquia y colaborar con ella. El compromiso económico no solo ayuda a la labor de la Iglesia, también te hará sentir una mayor vinculación con ella.
Para investigar, inspirarte o donar puedes visitar: