«Llegar a este momento y ser capa-
ces de dar gracias a Dios por tanto bien recibido, haciendo memoria agradecida y subrayando la dimensión celebrativa de la fe».
Así explica el documento guía de la
Misión diocesana el presente curso enmarcado en la celebración del bicentenario de la diócesis.
El objetivo del Año es «festejar» y profundizar en la dimensión mistagógica y celebrativa de la fe.
El papa Francisco nos invita, en Evangelii gaudium, a no caer en la mundanidad espiritual y a vivir equilibradamente la relación entre la liturgia y la vida. «En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. (...) En otros, la misma mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de
autoayuda y de realización autorrefe-
rencial (...).
En todos los casos, no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas de Cristo. Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una autocomplacencia ego-
céntrica» (EG, n. 95).
Fuente:Nuestra Iglesia. Noviembre 2019.
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