Fuente: jóvenes católicos.
El testimonio de Miguel Ángel García es impresionante por todo lo que a vivido y su valentía para superarlo y contarlo.
Educado en la fe católica, a lo largo de su vida ha sufrido reveses y pérdidas de seres queridos, padres, hermano y sobrino, que lo fueron sumiendo en una profunda tristeza. Todo esto le llevó a refugiarse en el alcohol y la prostitución, pero le dejaba tan mal que luego confesaba.
Una noche, al salir de un prostíbulo, que iba tan mal que se cayó y no se podía levantar y ahí se dio cuenta de que Dios le estaba dando un último aviso. Él la llama «bendita caída» porque a partir e ahí comenzó su conversión.
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