El tiempo de Cuaresma es un tiempo litúrgico fuerte, en el que toda la Iglesia se prepara para la celebración de las fiestas pascuales. La Pascua del Señor, el Bautismo y la invitación a la reconciliación, mediante el Sacramento de la Penitencia, son sus grandes coordenadas.
Se sugiere utilizar como medios de acción pastoral:
1) La catequesis del Misterio Pascual y de los sacramentos;
2) La exposición y celebración abundante de la Palabra de Dios, como lo aconseja vivamente el canon. 767, & 3, 3)
3) La participación, de ser posible diaria, en la liturgia cuaresmal, en las celebraciones penitenciales y, sobre todo, en la recepción del sacramento de la penitencia: “son momentos fuertes en la práctica penitencial de la Iglesia” (CEC, n. 1438), haciendo notar que “junto a las consecuencias sociales del pecado, detesta el mismo pecado en cuanto es ofensa a Dios”; y,
4) El fomento de los ejercicios espirituales, las peregrinaciones, como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna y las obras caritativas y misioneras.
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